Por: Miguel Antonio Bernal V.

       Nuestra formación social vive un proceso evidenciado de descomposición, el cual se manifiesta en todas las áreas y niveles de su población. El estado de ánimo que vivimos desborda la abulia, al tiempo que produce un mar de especulaciones cuales cometas sin cola.

       Hemos entrado en los penúltimos estadios de lo que podríamos denominar “el descuadernamiento”, en el que nuestras flaquezas y nuestros vicios (“no todos los vicios morales son politicos, ni todos los vicios politicos son morales”, Montesquieu),predominan sobre nuestros méritos.  Así las cosas, cada día vamos dejando atrás y abandonando –más y más-, las nociones básicas que se requieren como nación, como país, como sociedad.

       Aquí se nos ha hecho olvidar una sabia enseñanza cartesiana: “El equilibrio evita el exceso, el exceso equivale a la corrupción, la corrupción, al menos des un punto de vista histórico, procede de lo propio corrompido.  Existe en todas las cosas un germen e impulso de autodestrucción”

       Considero que cobra vigencia y pore so aquí lo incluyo,lo atinadamente señalado por Maquiavelo hace ya ccinco siglos atrás, con el propósito de motivar la necesaria reflexión y prepararnos bienb para lo inesperado:       

“Un pueblo que acepta pasivamente la corrupción y los corruptos no merece libertad. Merece la esclavitud. Un país cuyas leyes son indulgentes y benefician a los bandidos no tiene vocación de libertad. Su gente es esclava por naturaleza.

Un pueblo cuyas instituciones, públicas y privadas, están en gran parte corrompidas, no tiene futuro. Solo pasa. *Una nación, donde la sociedad civil supuestamente organizada no mueve una paja si no hay posibilidad de ganancias, no es capaz de legar nada a sus hijos, excepto días oscuros.* Una patria, donde recibir dinero malo a cualquier título es algo normal, no es una patria, porque en ese lugar no hay patriotismo, sólo intereses y apariencias.

Un país donde los pocos que se esfuerzan por hacer prevalecer los valores morales, como la honestidad, la ética, el honor, son asfixiados y masacrados, ya cayó al abismo hace mucho tiempo. Una sociedad donde muchos hombres y mujeres se conforman con distracciones sórdidas, en un trance profundo, no merece existir. Solo tengo piedad de esas valientes personas que se rebelan ante este estado de cosas. Para aquellos que consideran normal esta calamidad, no tengo sentimientos. ¡Qué peligroso es liberar a un pueblo que prefiere la esclavitud!”.

[El Príncipe-Nicolás Maquiavelo].

(Este artículo es responsabilidad de su autor).

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