Por: Miguel Antonio Bernal V.

 No debemos permitir que el miedo y la manipulación acaben con nuestra dignidad.

Hoy por hoy, el miedo y la manipulación siembran en muchos sectores de nuestra población una peligrosa desesperanza que debemos combatir sin tregua. Los acontecimientos vividos en nuestro país en Julio, hicieron a muchos perder el miedo al autoritarismo imperante, mientras que, a otros, la manipulación gubernamental en la mesa del mareo y la manipulación mediatica por su parte, los hicieron perder el discernimiento y desprenderse de la cruda realidad social.

Sin embargo, es preciso destacar que si alguna conclusion debemos sacar de lo acontecido, más allá de los precios de la gasolina, alimentos y medicamentos, con los que marearon a medio mundo, es que hoy -más que nunca antes-, debemos unir esfuerzos, acciones y reacciones en defensa de la dignidad humana, bastante olvidada en la mesa del mareo. Para todo panameño que se precie de humano, resulta obligatorio defender principalmente lo más importante: su dignidad.

Seguir desvalorizando con el miedo y la manipulación, como lo viene haciendo la empresa criminal conjunta con la estrecha colaboración de los medios de comunicación y la partidocracia, no nos llevará a buen puerto, y menos aún si nos permitimos creer que los problemas sociales podrán ser resueltos por medio de opciones individuales y no comunitarias y colectivas, a través de un proceso constituyente de plena participación ciudadana.

 La crisis que vivimos es una crisis de verdad porque es, ante todo, una crisis constitucional que no admite tantas mentiras como respuesta. Los acontecimientos nos han demostrado que el sistema impuesto por la constitución militarista de 1972, está gravemente enfermo y más vale prevenir antes que sea demasiado tarde y el autoritarismo imperante nos lleve a las playas de un totalitarismo nefasto.

Ante el miedo que buscan inculcar algunos para poder así mantener sus privilegios y prebendas, para  seguir excluyendo a los ciudadanos de su necesario y urgente empoderamiento, es obligatorio reaccionar. De igual manera, debemos enfatizar nuestra instrucción y educación para poder repeler la manipulación mediática que cotidianamente se practica.

No podemos seguir viendo, oyendo y callando. Es hora de reaccionar como humanos y defender nuestros derechos y cumplir con nuestro deber ciudadano de proteger nuestra dignidad ante el miedo y la manipulación.

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