Por: Miguel Antonio Bernal

El país está cual nave a la deriva, sin tripulación, sin rumbo y con amenaza de tempestad.   No actuar con sensatez y en la dirección correcta, garantizaría el naufragio”, plantea en un manifiesto a la ciudadanía el Movimiento de Ciudadanos Unidos por la Constituyente.

Reproduzco en esta columna de Alternativa el contenido del mismo, por su mensaje claro y contundente.

“Las protestas son consecuencia del hartazgo, ante una administración corrupta, que llegó a saquear y despilfarrar los recursos públicos, en abierto menoscabo de la atención de las genuinas necesidades de la mayoría. Comprometiendo incluso, el futuro de varias generaciones, hipotecadas por virtud del vertiginoso e irresponsable endeudamiento.

Sin embargo, no es momento de buscar culpables. Compartimos responsabilidades. Independientemente de la organización del movimiento y de la metodología de lucha, nosotros, “Ciudadanos Unidos por la Constituyente*, que hemos mantenido la denuncia, contra la empresa criminal conjunta, en la conducción de la cosa pública y que hemos mantenido la propuesta de un proceso Constituyente, reconocemos la validez de la causa.

No obstante, reiteramos nuestra exhortación a crear un Frente Unitario, accesible a las organizaciones propuestas a construir un nuevo pacto social, porque los problemas fundamentales obedecen al modelo político, controlado por el poder económico, sustentado en instituciones obsoletas, que la minoría pretende mantener estables, para perpetuar los mecanismos que les permita seguir usufructuando nuestros recursos y el producto del trabajo del resto de la población, que somos la mayoría.

De aquí que, cada cinco años, nos vendan el cuento de que con las  elecciones superaremos las penurias; lo que jamás ocurrirá, porque solo usan a los votantes para legalizar al nuevo instrumento, que seguirá sirviéndoles.

Así que, cualesquiera sean los acuerdos que se aprueben, marginando a la mayoría, que somos los pasajeros de la nave al garete, las estructuras que sustentan la injusticia y las desigualdades expresadas en desempleo, miseria, hambre y otras tantas lacras sociales, se mantendrán intactas.

Lo que requerimos es un cambio profundo de esas estructuras, para hacer justicia, secuestrarle los bienes mal habidos a todos los corruptos, que han abusado de nuestra ignorancia e ingenuidad, y ponerle un alto al abuso de los oligopolios que, diariamente nos chupan la sangre, no solo con los combustibles, los alimentos y las medicinas.

Para refundar la República, sanear la administración del Estado y disponerlo al servicio de la mayoría, es imprescindible un proceso Constituyente. ¡No hay otro camino!”

“BASTA DE CORRUPCIÓN, IMPUNIDAD Y ENGAÑOS. CONSTITUYENTE YA!

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