La estrategia de Pekín se basaba en prestar dinero y generar dependencia a largo plazo, pero en ningún caso regalar o perder lo prestado.
La estrategia del expansionismo chino, centrada en la denominada nueva ruta de la seda, podría estar en riesgo de naufragar ante los alarmantes niveles de endeudamiento y la caída en impagos de los países en vías de desarrollo.
El régimen comunista de Pekín, facilitó las condicionalidades para acceder al crédito internacional en un intento de competir con los organismos financieros occidentales.
El gobierno chino ha desembolsado unos mil millones de dólares en préstamos en cerca de 150 países, desde que comenzó su estrategia en 2013. Después de haber recibido durante años ayuda exterior, China es ahora el mayor prestamista del mundo.
Sin embargo, la estrategia de la ‘diplomacia de la deuda’ se asentaba en la idea de en prestar dinero para generar dependencia e influencia por medio de deudas a largo plazo, pero en ningún caso regalar dinero o condonar las deudas. Ante dificultades de pago, la respuesta china generalmente ha sido extender los plazos para crear deudas eternas.
A medida que aumentan las tasas de interés y la inflación y las economías se desaceleran en todo el mundo, China parece estar reevaluando la sostenibilidad de su estrategia expansionista.
La ruta de la seda, que incluye proyectos de infraestructura pocos rentables pero estratégicamente geolocalizados a nivel mundial, se enfocó en los países en vías de desarrollo y ahora muchos de ellos están en serios problemas por los efectos de la pandemia de la Covid 19 y más recientemente por las consecuencias de la invasión de Rusia a Ucrania.
Alrededor del 60 % del dinero adeudado a China está ubicado en países que están en guerra
Alrededor del 60 % del dinero adeudado a China está ubicado en países en «dificultades» económicas, una categoría que incluye a los que están en guerra. Rusia, Ucrania y Bielorrusia colectivamente tienen una quinta parte de los préstamos chinos de la dos últimas décadas.
Después de años de gasto en proyectos de infraestructura, China ha hecho cada vez más un tipo diferente de préstamo: rescates rápidos de emergencia a países que no pueden cumplir con otras obligaciones de deuda frente al Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM).
Según el programa de monitoreo AidData, Pakistán, Sri Lanka y Argentina han recibido 33 mil millones de dólares en préstamos de rescate en los últimos cinco años.
China estaría quedándose con créditos difíciles de recuperar representando pérdidas millonarias en momentos que se prevé que el gigante asiático reduzca su ritmo de crecimiento económico.
El propio interés económico de China en sí mismo es razón suficiente para que el régimen comunista liderado por Xi Jinping examine sus políticas crediticias en el corto plazo.
Por Noticias El Debate