Nuestro Editorial. Cual serpiente silente, arrastrándose por todos los rincones camina la izquierda de los Castro, los Chávez, de los Maduro, Ortegas, Petros y de otros tantos que anhelan implantar su bandera roja en el continente. Panamá no es la excepción.
Bajo lineamientos del Foro de Sao Paulo, la izquierda latinoamericana y sus secuaces bien financiados y estructurados buscan la erradicación de las libertades para llegar al poder bajo el paraguas de reivindicación de luchas oscuras, a través de mecanismos subversivos, no pacíficos, cual seguidores de las doctrinas Marxistas, Maoístas y Trotskistas.
Con rostros y gestos burlescos ven con desprecio a un gobierno temeroso de cumplir con su mandato constitucional de preservar la vida, honra y bienes de los panameños, así como de las libertades individuales. Avanzan lentamente hasta lograr enquistarse, primeramente en nuestras calles creando la desestabilización anárquica, para luego, en una segunda fase, operar a través de medios digitales y físicos, teniendo como agentes directos a sus principales caras: Saúl Méndez, Maribel Gordon, Genaro López (y el maestro)
Ingenuos como somos y pacíficos por naturaleza, los panameños no vemos más allá, y es que la desestabilización a través de protestas radicales y vandálicas, el reclutamiento de adeptos utilizados como voceros de nuevos movimientos, la infiltración en el gobierno, en universidades, procuran la radicalización del pueblo hacia sus fines oscuros, creando un modelo de salvador único del pueblo.
Hasta los pueblos más pacíficos se levantan en contra de los opresores, en este caso de la izquierda, quienes con sus protestas y cierres de calles pretenden generar simpatía hacia los movimientos sindicalistas, así como levantar al pueblo contra el pueblo, son apenas algunas de sus estrategias y tácticas bien aprendidas a lo largo de la historia: caos social, desestabilización económica, privación de movilidad. violencia interna que lleve a una lucha por gasolina, alimentos y salud; para luego asaltar el poder por la vía violenta, ya que por la vía democrática les sería más complicado.
Ahora, pueblo dormido, pueblo ingenuo, pueblo rodeado de dos mares, con un Canal que no solo une océanos sino al mundo… ¿En cuál de estas fases identificás nuestra actual situación, y hacia dónde querrás llevar el futuro de tus hijos?
No es tarde aun, para detener a todas estas serpientes que ahora corren hacia el Parlacen, hacia las curules, hacia cargos de elección desde donde puedan controlar un país, al amparo de inmunidad.
Permitirles a estos grupos de izquierda seguir avanzando será vivir la peor crisis política y económica de nuestra historia republicana, además de un daño devastador a la democracia.
De ti depende decidir: ¿HACIA DÓNDE VAMOS?