Por: Alfonso Fraguela
En los últimos tiempos, hablar de la Patria nos hace evocar la letra estremecedora del cantante Rubén Blades, quien solamente un patriota puede plasmar una poesía y ponerle notas musicales en un pentagrama para hacerla música.
Lamentablemente con el paso de los años y la llegada de las nuevas generaciones, las prioridades y esos valores que acompañan a cada ciudadano se van disipando con el paso del tiempo, y se han reemplazado por mensajes sin contenidos y like de seguidores.
Aún recuerdo cuando pequeño que se izaba el pabellón nacional o cuando la bandera es bajada, y en ambos momentos los ciudadanos debíamos detenernos hasta que el evento termine como señal de respeto por la solemnidad que representa cada evento.
Esas muestras de civismo la hemos perdido, y desaparecerán en la medida en que cada integrante de esa generación deje de vivir.
Resulta muy preocupante que el rescate de esos valores no se concrete, dejando en el tiempo dichos eventos como anécdotas propias de otras épocas, sin pensar que lo que estamos haciendo gradualmente es perder nuestra identidad, y el amor a nuestra patria.
Muchas veces he escuchado a personas referirse que la historia es aburrida y que debe se eliminada del pensum académico de los planteles escolares, lo que representa un disparate de grandes proporciones.
Debido a que la historia registra acontecimientos buenos o malos, que son referenciales para evaluar situaciones futuras y tomar decisiones correctas frente a eventos que pudieran desencadenar problemas a corto, mediano o largo plazo.
La historia de una nación representa antecedentes que explican la realización de eventos por años, y desconocerlos es como pretender haber evolucionado, mientras seguimos viviendo en la Era de las Cavernas.
Pienso que son los progenitores y la familia, quienes deben ser los promotores de esos hechos, de los valores y del rescate de nuestra identidad.
No hay mala patria hay malos gobernantes, que llevan a un país a un lugar equivocado. Además, hay ciudadanos que lo permitimos, eligiendo a personas equivocadas.
Si todos nos centramos en lo que queremos, seguramente lograremos construir el país que todos anhelamos.