Por: Alfonso Fraguela

El pulso de la nación panameña sigue siendo el foco de atención de diversos sectores a nivel nacional e internacional. Obligando a todo el país a ver como se mueve la política y los efectos que esta causará para los próximos 5 años.
Muchas campañas, políticas han hecho una presentación muy austera donde el apretón de manos, y la presencia en algunos medios han sido y serán lo que ofrecerán al elector, esperando que hayan quedado impactado con sus discursos y que esto los lleve a decidirse por ellos en las elecciones.
Hay candidatos que no tienen nada, y han esperado que los partidos de donde son postulados le tiren una mano, para hacer enfrentar una contienda electoral con una mínima dignidad, frente a otros que lo que tienen son fuertes sumas de dinero y una lista de patrocinadores, que dejan a los primeros como contrincantes para una novadas de la escuela.
Estoy escuchando a muchos que quieren que llegue el 5 de mayo, y esto pase, para no seguir con la angustia de tener que tratar de resolver los problemas que surgen dentro de unos comicios.
El tic tac del reloj empezó a recordarnos los días, las horas, y los minutos que faltan para el día “D”, donde igualmente deberán cubrir los últimos costos de movilización, alimentación y viáticos para el equipo de cada campaña que estará presente en las mesas defendiendo los votos emitidos.
Durante este torneo, he podido detectar algunas inconsistencias y errores de algunos candidatos que están apostando a que son las figuras que simbolizan la voluntad popular, olvidándose en algo tan simple como es la estructura del Presidente, de Alcalde, de Diputado, de Representante que deberán concurrir tomados de la mano para lograr sus metas.
He notado que muchos candidatos presidenciales se han tirado sobre los hombros las campañas de todos los cargos hacia abajo, pidiendo el voto para estos candidatos, pero en el caso de los candidatos de abajo, no piden el voto para el de arriba, traicionando la lealtad política que fue sellada con las respectivas postulaciones.
Esta forma atípica evidencia que cada quien esta haciendo lo que tiene que hacer por salir, pero no lo hacen en conjunto. Lo que constituye un evidente error, no se si intencional o por falta de experiencia y conocimiento.
El Adagio que reza “en política no hay sorpresa sino sorprendidos”, suele aplicarse para estos escenarios. Es por ello, que la elección termina cuando se cuenta el último voto.
Los candidatos en el poco tiempo que les queda, solamente les toca poner toda la carne en el asador, y esperar que el trabajo realizado cale en forma positiva en el votante, incrementando la posibilidad de ser electo.
Si esto no ocurre, entonces les quedará suficiente tiempo para reflexionar sobre los errores cometidos, y deberán esperan 5 años más pare evaluar el futuro político, pero siempre habrá premios de consolación como la directiva de la Asociación de Padres de Familia del colegio donde estén matriculado sus hijos, y demás actividades propias de la comu

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