Miguel Antonio Bernal Villalaz

A los fugitivos de la constituyente no les agrada que se recuerde que, hace 51 años, el 11 de octubre de 1968, fue derrocado mediante un golpe militar, el recién instalado Gobierno Constitucional del Dr Arnulfo Arias Madrid. Y, que  el régimen castrense impuso un estatuto constitución de corte militarista.

Los nostálgicos de la dictadura militar (que aun los hay),y los proclives al autoritarismo que rechaza la participación ciudadana, se reagrupan -a paso de ganso- para eludir la convocatoria de un proceso constituyente originario que nos permita regenerar, refundar las desgastadas normas e instituciones que mantienen la degradante situación sociopolítica y económica que vivimos.

Hoy, se hace cívicamente obligatorio, por el rescate de nuestra dignidad nacional el que exijamos un proceso constituyente originario, en el cual los ciudadanos todos (que somos los únicos y verdaderos titulares del poder constituyente), podamos dialogar y debatir los valores,  las normas, instituciones, procedimientos y controles que deseamos para poder vivir en un verdadero Estado Constitucional Democrático de Derecho.

Los factores reales de poder, tanto internos como transnacionales, rechazan la Asamblea Constituyente con todos los medios a su alcance, porque advierten que es la única instancia en la que todos los ciudadanos panameños pueden participar e intervenir –efectivamente- en los asuntos públicos, para democratizar el estado actual de cosas y transformar las estructuras corruptas e impunes, de privilegios y desigualdad, impuestas por la dictadura militar y los gobiernos que se sucedieron desde la invasión de 1989 en adelante.

Una vez más, como ya lo hicieron en 1978,1983,1994 y 2004, el gobierno actual y la partidocracia, de la mano de la elite empresarial y de la cada día más corrupta Asamblea de Diputados, pretenden solo reformas parciales e irrelevantes a la actual constitución militarista. Buscan vender, nuevamente, la falacia de que con ello bastará, tal como nos dijeron en 1983 y 2004.

Pero, ha llegado la hora de los ciudadanos ejercer su poder constituyente, exigiendo una Asamblea Constituyente Ya!. Ha llegado la hora de despertar del letargo cívico y exigir un alto a tantos atropellos a nuestra dignidad ciudadana, a nuestros derechos políticos, sociales, económicos, a nuestras garantías.¡Llegó la hora de la Constituyente!  

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