Por: Miguel Antonio Bernal V.
En nuestro surrealista Panamá, donde las desigualdades se acrecientan gracias a la corrupción y a la impunidad, el tema de los iguaneros y la justicia no puede ser eludido. La iguana siempre ha estado presente en nuestros campos y, siempre ha sido apetecida por los conocedores de su sana alimentación, que convierte en apetecido el delicioso sabor de su carne.
Durante los últimos tiempos, abundan las noticias que anuncian el arresto de ciudadanos – por lo general santeños- privados de libertad por haber sido sorprendidos con dos o tres iguanas al hombro. Una vez ante las autoridades “competentes”, en el 99% de los casos son condenados a penas de prisión que van de 6 meses a dos años, según las informaciones.
En los mismos tiempos, vemos cómo, los miembros de la empresa criminal conjunta, que gobernó y robó por cinco años, continúan impunemente disfrutando de sus peculados. Ello se debe, ante todo, por un sistema de “justicia” ultra corrupto, que los apadrina y protege. Ante esa realidad y, en busca de una convivencia pacífica en nuestra formación social, es que urge que se den, sin prisa pero sin pausa, las transformaciones necesarias del sistema jurídico imperante que castiga a los de abajo, para proteger a los de arriba.
Desde esa perspectiva es que también podemos ver, lo que durante tantas décadas aquí se ha practicado con los asegurados – verdaderos dueños de la Caja de Seguro Social: tratarlos como iguaneros para proteger a los que, también por décadas, se han dedicado a saquear la Caja. O, ¿es que se nos olvida el actuar de sus diferentes Juntas Directivas, estos úlitmos 30 años? Nos corresponde debatir sin confrontaciones que lleven a la violencia, que solo favorecerá a los que siempre han sembrado vientos.