Miguel Antonio Bernal V.

En unas -por decir lo menos- extrañas y curiosas declaraciones, el Presidente de la hermana República de Colombia, Gustavo Petro, previo a su visita oficial al futuro expresidente Laurentino Cortizo Cohen, ha dicho que viene “a buscar unos restos de colombianos fallecidos en Panamá a principio del siglo pasado”.

Extrañas declaraciones en la medida en que anuncia que vendrá para “iniciar con el gobierno panameño un proceso para desenterrar los restos de colombianos revolucionarios del siglo XIX y obreros del canal y llevarlos a su país”

Curiosas declaraciones puesto que tendría que llevarse, de todos los cementerios del país, a todos los restos de los fallecidos antes de 1903, dado que todos eran entonces colombianos.

El trasfondo evidente de las pretensiones del presidente colombiano, queda al desnudo cuando afirma que quiere ir a Bocas del Toro a pedirle al gobierno panameño que: “en ese lugar que alguna vez fue de Colombia, podamos desenterrar esos cuerpos y traerlos y no por un simple hecho foral y diplomático, sino porque representan nuestra historia…”

El presidente colombiano hace gala de un desconocimiento  inexcusable, no solamente de geografía, sino también de la historia, al pretender que alegremente puede venir aquí a llevarse nada, y mucho menos los restos de quienes hace más de 120 años, por una u otra razón, nuestro territorio terminó siendo su última morada.

Olvida el presidente colombiano que, a su pesar, nosotros no solamente somos una nación, también tenemos la dignidad necesaria para saber poner en su debido  lugar sus elucubraciones con relación a Panamá.

Hay que ponerle un alto a las constantes declaraciones de autoridades del gobierno de Petro con relación a nuestro país y a lo nuestro. Tengamos muy presente, que existe un Tratado de Montería que nos fue impuesto por la dictadura, que le hace muchas concesiones a Colombia y que, tal vez, es lo que tiene a Petro engañado sobre Panamá.

Una vez más tengamos presente, Gad uno de nosotros, la inolvidable enseñanza de Don Justo Arosemena, apóstol de nuestra nacionalidad, para que Petro y sus veleidades la escuchen: “Antes que Colombiano, SOY ANTE TODO PANAMEÑO”

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