Quién, si no conoce que existe, podría imaginar que, mediante el Acuerdo N°124 de 2015, del Consejo Municipal de Panamá, se adoptó “la Política Municipal de Gestión Integral de Residuos Sólidos y el Programa Basura Cero 2015-2035”…, cuando en diversas calles de esta ciudad se escucha con menos frecuencia esa voz que, a lo lejos, grita: “¡el aseo, el aseo!”… y, cada vez más, sobresalen contenedores abarrotados de basura, espacios colmados de bolsas amontonadas y desechos esparcidos por doquier…

Ante tal acumulación frecuente e indiscriminada de desechos, resulta irónico que, entre los objetivos de la referida política municipal, se estipule “facilitar el acceso a fondos nacionales e internacionales para su implementación”…; y que, asimismo, como objetivo general del programa aludido, se exprese “reducir la disposición de residuos a través de la implementación de las llamadas tres erres (reducir, reutilizar y reciclar)”; a la vez que, entre sus metas, se establezca la “reducción de los volúmenes de residuos generados en al menos un 10%/per cápita hasta el 2020.”

Y, si usted no lo sabía, ¡además!, existe un “Plan Nacional de Gestión Integral de Residuos 2017-2027”; e igualmente, está vigente la Ley 276 de 2021, “Que regula la gestión integral de residuos en la República de Panamá como tema esencial de salud pública”.

Pese a lo anterior, “las calles y los basureros gritan” una cruda realidad, distante de lo “ideal”; que, lastimosamente, nos proyecta como población descuidada y ciudad sucia…, que se traduce en un alarde de ineficiencia e ineficacia de las autoridades vinculadas al tema…; constituye un riesgo contra la salud pública y el medioambiente; al mismo tiempo que parece indicar que los funcionarios pertinentes pueden estar padeciendo de algún síndrome parecido al “trastorno de acumulación compulsiva” (que sufren muchas personas y tiende a empeorar con los años).

Actualmente, en general, contamos con políticas, planes, programas, normas aplicables…; existen guías y/o proyectos relacionados con la gestión integral de residuos sólidos y/o para fomentar la recuperación de material reciclable. Inclusive, a nivel de estudios superiores, es posible encontrar tesis, en grado de doctorado, sobre “oportunidades empresariales” en torno a “la separación en la fuente de residuos”, contemplando “incentivos a la conducta planificada”…

En pro de la disminución del impacto que ocasionamos en el medioambiente, en el marco de las “3 R”, nuestro país ha dado algunos pasos relevantes, como la Ley 1 de 2018, “Que adopta medidas para promover el uso de bolsas reutilizables en establecimientos comerciales”…, con el consecuente reemplazo progresivo de las bolsas plásticas con polietileno, por bolsas reutilizables o de materiales que mitiguen el impacto negativo al ambiente; y la Ley 187 de 2020, “Que regula la reducción y el reemplazo progresivo de los plásticos de un solo uso.”

Sin embargo, para el logro de una “ciudad verde”, con un estilo de vida más ecológico y saludable, ¡falta mucho!

Tan solo ciertas empresas, entidades y particulares disponen de sus residuos, separándolos, en atención a su naturaleza (papel, plástico, vidrio, aluminio, cartón…). Hasta el momento, no observamos avances significativos, a través de campañas de concienciación y capacitación (periódicas, constantes), por ejemplo: en las comunidades, por medios de comunicación masiva, en el etiquetado de productos nacionales de uso frecuente… Tampoco encontramos, en aceras, parques, centros comerciales…, contenedores (que podrían ser donados por empresas/marcas socialmente responsables) con capacidad suficiente, debidamente identificados, que permitan la separación y la clasificación de los residuos, según su tipo…

Y, en torno a ello, surge la gran interrogante: ¿si, actualmente, clasificamos los residuos qué ocurrirá después?

Definitivamente, primero, es imprescindible la recolección frecuente, en días y horarios específicos, divulgados a las comunidades con antelación; como es esencial que los residuos clasificados sean recolectados, transportados y gestionados, según su clasificación, en debida forma.

De igual modo, es necesaria la recolección constante de los residuos enmarcados en el “manejo especial”, entre los que se cuentan: enseres domésticos (mobiliario, electrodomésticos…), equipos tecnológicos y electrónicos…

El manejo correcto, responsable y sustentable de los residuos, especialmente urbanos, entre otros, demanda acciones oportunas y contundentes, adecuadas a las necesidades y a la dinámica de cada sector, acordes con la generación de los residuos (según origen o fuente, características, naturaleza, volumen…).

Sobre el particular, es fundamental la participación de todos los actores de la sociedad…, propiciar agentes multiplicadores, para fomentar mejores prácticas y hábitos. A modo de ejemplo, en: centros educativos, entidades públicas; grupos, como: juntas directivas de edificios (Propiedad Horizontal) y urbanizaciones, gremios, clubes cívicos y otras organizaciones. Asimismo, es clave fortalecer las alianzas estratégicas de colaboración público-privadas e interinstitucionales existentes, e impulsar nuevas alianzas.

Aunado a lo indicado, resultan propicias actividades (periódicas), como: jornadas y concursos de aseo y ornato; “mercados de pulgas”, para la venta de artículos usados; ferias, con la participación de empresas dedicadas a la compra de materiales (papel, plástico, vidrio, aluminio, cartón… y de residuos electrónicos, tecnológicos…), donde las personas tengan la opción de venderlos y obtener beneficios económicos, en lugar de descartarlos.

Por otro lado, el relleno de Cerro Patacón es un asunto prioritario, ¡impostergable!… En la parte motiva del Acuerdo de 2015, del Consejo Municipal de Panamá, citado inicialmente (que data de, aproximadamente, “9 años”), sobre las toneladas diarias de residuos domésticos, mezclados con residuos hospitalarios e industriales, consta que, “según datos oficiales”, “en cuanto al volumen” de lo que se producía, ya en ese tiempo, la tendencia era “progresiva y acentuada, provocando la disminución de la vida útil del relleno a menos de 10 años”…

Y, adicionalmente, el referido Acuerdo de 2015 señala “Que los desechos acumulados en Cerro Patacón contaminan acuíferos y ríos que atraviesan el distrito de Panamá, agravando la contaminación de la Bahía de Panamá y del ambiente en general”.

Tal situación, sumada a los recurrentes incendios y el consecuente humo tóxico disperso en el aire, en distintos periodos, evidencian el problema grave y latente que ha constituido y representa ese relleno. Pero, el referido “problema” no es exclusivo del municipio capitalino, pues, el relleno aludido, también, sirve al distrito de San Miguelito…; y, a inicios de este año, en ese distrito fue declarada “alerta sanitaria”, por autoridades de salud, a causa de la crisis por las deficiencias en la recolección de la basura.

Tratándose de aspectos de salud pública, que comprometen el bienestar, que han impactado y afectan negativamente a los habitantes de múltiples áreas del país y a quienes visitan nuestra ciudad, a la vez que al medioambiente…, ¡las excusas son inaceptables! Corresponde a entidades como: el Ministerio de Salud, la Defensoría del Pueblo, la Asamblea Nacional, el Ministerio Público, ejercer las funciones que les son propias y actuar, respectivamente, conforme a sus competencias.

En efecto, la morosidad existente en concepto de la tasa de aseo (con tendencia a un monto superior a los cien millones de balboas) es una debilidad recurrente; no obstante, hay mecanismos que pueden contribuir a su reducción en los planos residencial y comercial…, por ejemplo: la ampliación de los métodos de pago, medidas consistentes que faciliten arreglos y la cancelación de saldos vencidos [como, anteriormente, ha implementado la Autoridad (AAUD)]… Por su parte, las instituciones gubernamentales, integrantes de los clientes morosos, deben actuar de manera ejemplar, cancelando los saldos que mantienen por pagar y cumpliendo sus obligaciones, oportunamente.

Indiscutiblemente, entre otros, es sustancial contar con fondos, personal y equipo…, para lograr transformaciones positivas, pero todo esto resultará insuficiente e ineficaz, sin voluntad, eficiencia y acciones concretas, visibles y sostenibles…; el manejo correcto de tales fondos, condiciones dignas para el recurso humano y la debida fiscalización.

Autora: Sharon Alemán
Abogada.

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