Por: Miguel Antonio Bernal V.

De todo los gobiernos que se han sucedido en el control del poder político desde 1990 hasta nuestros días, ninguno ha saqueado tanto las arcas del erario como el actual del PRD.

Los escándalos de las actuaciones del Ejecutivo a lo largo de estos casi cinco años, con los dineros del pueblo panameño no tiene nombre, ni antecedentes. Ha sido un saqueo cotidiano, permanente, programado, organizado y apadrinado por el Contralor y por los otros Órganos del Estado con un solo objetivo: llenarse los bolsillos y sus cuentas bancarias, además de disfrutar de “las mieles del poder” en forma insaciable y gansteril.

Al haber alcanzado el poder gracias a una minoría minoritaria y de poder disfrutar de una impunidad absoluta, gracias a un Ministerio Público adocenado, igual que cuando Varela, la presidencia de Cortizo-Carrizo termina en un tsunami de escándalos, a pesar de que solo se han logrado conocer los menos gracias a la manipulación mediática que han ejercido con la complacencia de la mayoría de los dueños de medios de comunicación y de la red de periodistas gastos pagos (PGP`s), verdaderos espolines del poder.

Y así, el abierto saqueo del poder para el poder continúa con el aplauso de las cúpulas de la partidocracia aspirantes a poder hacer ellos lo mismo. Prueba de ello, la absoluta ausencia de una oposición política a la empresa criminal conjunta gobernante. Hoy por hoy, la rebatiña por el poder político, en ausencia de controles ciudadanos, nos permiten presagiar que no asoman cambios en el horizonte venidero después del 5 de mayo.

Gramsci nos enseña que: “los momentos de crisis son aquellos en donde lo viejo no termina de marcharse y lo nuevo no termina de llegar”. En nuestro Panamá, los nuevos y viejos  factores reales de poder, así como los chupópteros y meapilas que se han llenado de prebendas y privilegios, jugosos salarios, apartamentos y autos lujosisimos, villas de playa, hatos de ganado, fincas afincadas, cuentas bancarias de nueve cifras y vaya usted a saber, a lo largo de estos últimos cinco años de desgobierno, seguirán sin que se tome en cuenta a la ciudadanía.

De nosotros los ciudadanos dependerá desterrar del poder a los corruptos y abrir las compuertas para una decidida democratización del poder político, a través de un proceso constituyente originario. No hay otra vía de mayor participación ciudadana para una real, verdadera y efectiva democratización. Exijamosla!!

(Este artículo es responsabilidad de su autor).

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