Miguel Antonio Bernal V.
La corrupción política bajo el actual gobierno del PRD y sus aliados, activos y pasivos, ha alcanzado en este último lustro niveles nunca antes visto en nuestro país durante los últimos cincuenta años.
Ni siquiera durante la época de los militares (1968-1989),sus conductores robaron tanto como sus actuales sucesores. Pareciera de Ripley pero, la vida nos da sorpresa y, estos, con su cara de santurrones han resultado unos verdaderos y dedicados ladrones.
Este fenómeno de la corrupción política, que debería ser objeto de un serio estudio, por parte de los profesionales verdaderamente interesados en el respeto de la dignidad humana y del imperio de la Ley, así como de la necesaria democratización de nuestra sociedad, hoy por hoy no lo es.
Es urgente que se le preste mayor atención a la corrupción política imperante, que se estudie, conozca y enseñe más el cómo combatirla. No basta arremeter contra los corruptos y sus prácticas: hay que decidirse a erradicarlas de verdad. Ello conlleva un compromiso decidido y colectivo, de lo contrario seguirán haciendo de las suyas alegre e impunemente.
Aunque se nos diga que la corrupción ha llegado a ser calificada de “endémica en todas las formas de gobierno”, ello no debe servir de excusa para que no eduquemos y actuemos contra ella y contra todas sus formas de presentarse.
Soborno, extorsión, arreglos, alteraciones fraudulentas, malversaciones, fraudes, especulaciones financieras con fondos públicos, parcialidad, colusión, uso de información privilegiada. Son solo algunas de las manifestaciones de la corrupción y sus tentáculos, tanto en la esfera pública como privada.
Dante reservó en su infierno un lugar para los barattieri, es decir para quienes comercian con los cargos públicos y para los jueces que venden sus decisiones (Canto XXI “Del no, per li dejar, vi si faita). Ojalá la ciudadanía que concurra a las urnas, aproveche la ocasión para comenzar a deshacernos de los tantos barattieri que buscan ocupar cargos de elección ciudadana. Ojalá!!!