Por: Miguel Antonio Bernal
El Censo de 2023, la población en Panama pasó, durante esta última década, de 3,405,813 a 4,064,780 personas, lo que representó un incremento poblacional, en trece años, de 658,967 personas.
Pero, la calidad de vida de la gran mayoría de la población se deteriora cada día más. Los factores reales de poder, parecen decididos a no permitir que los hombres y mujeres de nuestro país, de todas las edades, nos beneficiemos de los progresos alcanzados por la inteligencia humana.
El próximo 5 de mayo, habrá 3,004.083 panameños celulados. De los habilitados para votar , hay 1,511,049 mujeres y 1,493,034 varones. Ese día, serán elegidos 701 representantes de corregimiento, 11 concejales, 81 alcaldes, 71 diputados, 20 diputados del PARLACEN, todos con sus respectivos suplentes; además del Presidente y vicepresidente. Todo ello arroja un total de 1,770 cargos de elección.
Sin embargo, tres distritos decidirán muchos cargos, dada su población electoral: Panama (754,406); San Miguelito (251,303) y Arraijàn (191,551). Mientras que los corregimientos con mayor población electoral, están en Panamà: Tocumen (54,937); 24 de Diciembre (52,665); Juan Díaz (48,287); Betania (42,422) y Pedregal (41,089).
Entre los casi dos mil cargos a elección, hay una buena cantidad de improsultos y meapilas que solo buscan llenarse de prebendas y privilegios: jugosos salarios, lujosos apartamentos, autos lujosìsimos, villas de playa, hatos de ganado, fincas afincadas, cuenta bancarias de nueve cifras y vaya usted a saber…
Del lado de los electores, legiones de usuarios del transporte desvelándose y agotándose, para poder alcanzar un medio que les permita desplazarse de un punto a otro, miles de pequeños productores fajándose contra el abandono del agro, miles de niños sin ser reconocidos, adultos mayores desprotegidos, hospitales sin suficientes camas y medicinas, proliferación de viviendas brujas, centenares de miles sin agua potable, déficit de escuelas y de una educación apropiada y actualizada, la ludopatía y la alcoholemía a niveles inimaginables…
Pero, la intoxicación mediática nos quiere hacer creer que estamos “en un país de primer mundo”, que tenemos un “Estado de Derecho”, mientras la inseguridad jurídica nos corroe y la corrupción, con la basura, nos baña de asco cotidiano.
La, cada vez más, ausente dignidad ciudadana es aprovechada por los planes de despolitización que llevan adelante la plutocracia y la partidocracia y sus abanderados que, poco o nada tienen que ofrecer. Mientras la población, cada día más agotada y frustrada, péndula entre la anomia y la abulia, sin atreverse a hacerse respetar.
La dignidad que debe ser íntrinseca a la persona humana del siglo XXI, en Panamá parece ser la sombra del viento, mientras crece el miedo a la esperanza.
Cada día somos menos una sociedad. Cada día somos más un lugar donde vive gente. Cada día la frivolidad, la codicia y la avaricia se emponderan más y más de la idiosincracia nacional.
Cada día, ahora con los cantos de sirena electorales, aceptamos más basura, más humo y más mediocridad. Cada día hay más miedo a la dignidad, miedo a la democracia, miedo a la libertad.¿ Hasta cuándo?