Por: Miguel Antonio Bernal V.
He mantenido, y mantengo, que quienes gobiernan constituyen una empresa criminal conjunta, tal como se estudia en el Derecho moderno. Los 40 días y las 40 noches de protestas, de canto a canto de nuestro Panamá, parecen no haber sido entendidas por el Alí Baba local y sus 45 ladrones que, junto al contralor y los ministros, firmaron, aprobaron, impusieron y defendieron el ex-contrato y la archi-mega INCONSTITUCIONAL ex-ley 406.
Y afirmo que la explosión social no ha sido entendida, dado que tanto los tres Órganos del Estado como la propia FQM, continúan en el punto muerto de no ejecución del segundo Fallo de la CSJ, al tiempo que destapan acuerdos (agreements to agreed), que por ocultos, deben contener quién sabe cuántas satrapías más, contra los intereses de Panamá y a favor de la minera y la minería.
Por su parte, la Cámara de Comercio y el CONEP, entre otros sectores empresariales y los medios de comunica ción, en su descomedida e imparable afán de lucro, emiten comunicados en defensa de la minera y contra el querer expresado, cívica y pacíficamente, por inmensos sectores de los de abajo: indígenas, campesinos, trabajadores urbanos y rurales, educadores de primaria y secundaria, amas de casa, estudiantes, jóvenes, profesionales, pastores, sacerdotes, pequeños emprendedores, etc.
La traición a la Patria ha sido más que visible. El grave delito de lesa patria ha sido destacado por el índice acusador de los 9 magistrados, cuando les enumera en el fallo, los veinticinco, si, veinticinco Artículos de la Constitución, violados con premeditación, dolo y alevosía por “los hunos y los otros”, como decía Sánchez Borbón.
El sadismo de estos violadores no tiene nombre y no puede quedar impune, como pretenden. Es entonces vital una actitud de extrema vigilancia y acciones ciudadanas para impedir que, nuevamente, se salgan con la suya como ya lo hicieron antes durante el nefasto gobierno de Varela y con este gobierno también.
Debemos tener presente que la situación de desigualdad social, económica y política se mantiene idéntica y ello, presagia tiempos recios que le permitirán al autoritarismo pretender empoderarse aún más. Los cambios y las transformaciones que se requieren, no podrán ser realizados por “los mismos con las mismas”.
Es hora de un cambio, mediante un proceso democratizador, participativo y patriótico. Para ello, aún cuando los partidarios del “cambio para que nada cambie” (gatopardismo), pretendan engañar con sus cantos de sirena que entonarán para alcanzar consumar el fraude.
A los violadores del querer del pueblo, hay que cerrarles el paso con una alternativa urgente, que no es otra que un proceso originario hasta alcanzar la Constituyente!