Por: Miguel Antonio Bernal V.
Hace dos años Francisco Rubiales, publicaba en Editorial Almuzara, España: “Democracia Secuestrada”, un ensayo demoledor sobre las instituciones que, apoyándose en la democracia, la han exiliado y secuestrado.
Dicha obra nos pone en evidencia cómo “cada paso dado por la sociedad civil en busca de más libertad ha resultado casi siempre un retroceso de las libertades ciudadanas y un incremento del poder estatal, acompañado con frecuencia de un nuevo pisotón a la dignidad humana”, y nos confirma cuán insensatos hemos sido y cómo “hemos abierto demasiadas veces el santuario más sagrado, las puertas del poder común, de la administración de nuestros Estados y gobiernos, a depredadores de bajos instintos y hemos permitido que durante siglos esos malos administradores nos acosen, nos persigan, nos roben y nos asesinen. Durante demasiados siglos hemos sido cobardes y hemos aceptado que nos engañen con mentiras insostenibles”.
En esta ocasión, en su recién publicada obra “Políticos, los nuevos amos”, Rubiales nos brinda un valioso trabajo que nos permite ver, y entender, más de cerca la degradación de la política y nos estremece para que salgamos cuanto antes del conformismo que nos narcotiza como ciudadanos y podamos reconstruir los caminos necesarios para construir la catedral del futuro, a pesar de las cobardías, dudas y fracasos.
En estas nuevas páginas, el autor sin reparo alguno pone -muy atinadamente- el dedo sobre la llaga, para demostrarnos cómo la antidemocrática concepción del poder que domina a la mayoría de los “políticos, los nuevos amos”, nos obliga a los ciudadanos a atravesar desiertos y desfiladeros poblados de peligros y de estas alimañas dispuestas a defender con sangre y fuego sus privilegios.
Francisco Rubiales Moreno es Doctor en Periodismo y ha sido corresponsal de guerra (Ramadam 1973, Nicaragua 1979 y El Salvador 1980), director de las delegaciones de la Agencia EFE en Cuba, Centroamérica e Italia, así como Director de Comunicación de Expo ´92. Es autor de los libros “China, nueva cultura”; “Nuestro Mundo”, “El debate andaluz” y “Democracia Secuestrada”; además de profesor de postgrado en las Universidades de Sevilla y Cádiz y director de revistas y foros especializados en debate cívico.
La lectura de Rubiales es refrescante. Invita a la reflexión pero, sobre todo, a la acción que nos compete a los ciudadanos frente al fracaso absoluto de los actuales poderes enquistados en las estructuras de nuestras sociedades y prepararnos y atrevernos a transformarnos éticamente y poder transformar nuestra sociedad, para sustituirlos por mecanismos de poder más eficaces y particularmente más respetuosos de la dignidad humana, del valor de las personas.
Su radiografía del poder y de la idealización que se ha hecho y hace de la palabra “democracia”, nos actualiza a Jean-Jacques Rousseau cuando dijo “en el instante en que un pueblo permite ser representado, pierde su libertad”, o cuando afirmó: “no puede haber patriotismo sin libertad; ni libertad sin virtud; ni virtud sin ciudadanos. Crea ciudadanos y tendrás todo lo que necesitas; sin ellos no tendrás sino esclavos envilecidos, desde los gobernantes del Estado hacia abajo”.
No es casual que Rubiales haya titulado su obra “Políticos, nuevos amos: Rebeldía ciudadana frente a la democracia degenerada”. Porque de ello se trata: de la necesaria rebeldía ciudadana para saber y poder superar la oscuridad en la que pretenden mantenernos los bastardos de Voltaire.
En nuestro caso particular, en nuestro Panamá donde los políticos aplauden el caos imperante porque ello les permite “ser tan transaccionales que las personalidades más fuertes terminan ajustándose mediante acuerdos políticos bilaterales”, como afirmaba recientemente uno de los más importantes asesores del presidente Martín Torrijos, la lectura del trabajo de Rubiales es obligatoria para quienes queremos ponerle un alto a aquellos que buscan alimentar su poder por encima de cualquier otro objetivo y viven cotidianamente gracias a la “sobredosis” de poder.
¿Hasta cuándo vamos a seguir permitiendo que, “para justificar el vergonzoso espectáculo de los enfrentamientos, rencillas y cuchilladas en la cúspide del poder o para mantener privilegios y ventajas inconfesables”, nos hablen del rango del Estado y de las necesidades de la representatividad, o nos digan que la política es así, o que en política todo vale, olvidando principios mayores como la primacía del bien común o la prioridad del servicio al ciudadano?
Coincido con el próloguista Manuel Pimentel: “El libro es el resultado de una interesante y bien escrita investigación, gracias a la cual puede realizarse una visita a las entrañas ocultas del poder. El texto, de fácil lectura y capaz de atrapar y de desatar la pasión del lector, permite conocer los dudosos mecanismos internos del poder…”. Y me identifico plenamente con el autor Rubiales cuando nos indica: “Existe un componente depredador y rastrero en el concepto deponer que nunca ha abandonado el escenario a lo largo de los siglos. Unas clases dominantes suceden a otras y cada época establece sus sistemas de dominación y sus reglas, pero el poder, aunque disfrazado, sigue siendo el mismo: depredador, al servicio de las élites, implacable y utilizado sólo por los amos como instrumento para dominar y sojuzgar. Definitivamente, la concepción del poder constituye hoy el principal problema de la política y el mayor obstáculo para la libertad y la regeneración democrática”.
Todo panameño que lea esta obra contará con un manual ciudadano para rescatar los verdaderos valores de la democracia y poder rechazar el monopolio imperante de demagogia y populismo chabacano que impera en Panamá”
NOTA DENUNCIA: Muy pronto se cumplirán 16 años que publiqué este artículo –el 2 de marzo de 2007- en el diario El Panamá América. Hoy para mi sorpresa, el mismo artículo aparece en la página web de EPASA bajo el nombre de otra persona Humberto Cornejo. Y, para mi sorpresa también TODOS los artículos que durante diez años escribí semanalmente en el Panamá América, sus directores los han plagiado y puestoa aorta persona como autor. Un acto delictivo que denuncio públicamente, mientras acudo a las autoridades correspondiente.
(Este artículo es responsabilidad de su autor).