Se trata de explosivos convencionales enriquecidos con material radiactivo.

Rusia ha centrado su campaña en los últimos días en acusar a Ucrania de estar planeando el uso de la llamada ‘bomba sucia’ en su propio territorio para culpar a Moscú de su uso y generar una dura respuesta de Occidente. Kiev ha negado unas acusaciones que París, Washington y Londres han calificado de “pretexto” para una escalada militar rusa. Ya sea una amenaza real o parte de la propaganda del Kremlin, las advertencias han hecho aflorar este nuevo término en el escenario de la guerra en Ucrania. Pero, ¿qué es una ‘bomba sucia’

Las ‘bombas sucias’, también conocidas como armas radiológicas, no crean explosiones atómicas que arrasan ciudades, sino que están creadas para despedir residuos tóxicos. Se trata de explosivos convencionales, como puede ser la dinamita, enriquecidos con material radiactivo que se esparce en el aire al estallar el dispositivo, de manera similar a cómo funcionan las armas químicas. 

Según informan los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), una ‘bomba sucia’ no puede generar una explosión atómica, como lo haría un dispositivo nuclear improvisado o un arma nuclear. Pese a que contienen elementos radiactivos, no son bombas atómicas, que requieren de una compleja reacción nuclear de fusión, y el alcance y el daño que pueden generar está muy lejos del que es capaz de causar el uso de armamento atómico.

Cuando los explosivos son detonados, el impacto despide materiales radiactivos en el área, aunque el principal peligro deriva de la explosión, no de la radiación, que puede causar lesiones de gravedad y daños materiales.

¿Cuál es su impacto en la población civil?

El impacto sanitario inmediato sería probablemente limitado, ya que la mayoría de los habitantes de una zona afectada podrían escapar antes de experimentar dosis letales de radiación. Sin embargo, puede causar enormes daños económicos al tener que evacuar zonas urbanas o incluso obligar a abandonar ciudades enteras.

El elemento radiactivo que incluyen las ‘bombas sucias’ apenas eleva directamente la letalidad del explosivo, pero sí podría contaminar el área afectada, lo que supone mayores efectos que un ataque convencional. Sin embargo, la dispersión provocada por el explosivo genera un efecto de “dilución” del contaminante en el ambiente, reduciendo drásticamente la dosis radiactiva que sufrirían las potenciales víctimas.

Solamente aquellas personas que se encuentren muy cerca de la explosión estarían expuestas a cantidades de radiación suficientes como para provocar enfermedades graves inmediatas, según los CDC. Sin embargo, el polvo y el humo radiactivos pueden dispersarse a mayores distancias y pueden ser perjudiciales para la salud si los ciudadanos respiran el polvo, o ingieren alimentos o agua contaminados.

En caso de verse afectado por una de estas explosiones, la mejor manera de protegerse es refugiarse en el interior de un edificio, lejos de puertas y ventanas.  

¿Han sido utilizadas en otros conflictos?

Según un estudio publicado en 2021 por el Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) del Ministerio de Defensa de España, actualmente ningún ejército del mundo incluye entre su armamento estas ‘bombas sucias’. El informe aclara que solo algunos grupos terroristas, principalmente islamistas radicales y supremacistas estadounidenses, barajan su posible utilización.

Según el mismo informe, Estados Unidos se planteó su uso en la guerra de Corea, aunque lo descartó. Más tarde, en la década de 1980, Sadam Hussein, estudió su incorporación a un ejército regular para así esquivar las prohibiciones internacionales sobre armas nucleares, pero también acabó por descartarlo. 

En 1995 el gobierno checheno advirtió la presencia en un parque de Moscú de un contenedor radiactivo con Cesio-137, cuyo nivel de radiación superaba cien veces la norma. Si bien las autoridades rusas descartaron que pusiera en peligro la salud de la gente, expertos militares señalaron que su explosión en circunstancias determinadas sí podría convertirse en una “fuente sustancial de contaminación radiactiva“. 

Desde entonces, han sido frustrados varios intentos de grupos terroristas de desarrollar ‘bombas sucias’, pero no hay constancia de que haya materializado ningún ataque de este tipo.

En 2004, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), que enviará expertos a Ucrania para descartar las sospechas rusas, denunció que “en casi todos los países” hay material para crear una ‘bomba sucia’ y aseguró que más de un centenar de países tenían programas “inadecuados” de control y gestión para evitar y detectar el robo de materiales radiactivos”.

Por RTVE.es 

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