El juez Dearie sentenciará esta tarde a eso de las 3:00 pm hora de Panamá, a los hermanos Ricardo Alberto y Luis Enrique Martinelli, después de que Estados Unidos los acusara de conspirar para lavar aproximadamente 28 millones de dólares de la compañía brasileña Odebrecht, en sobornos a un alto funcionario en Panamá que, según se afirma es pariente cercano de los acusados, pero que no ha sido identificado.

Mientras que los fiscales piden un mínimo de nueve años en la cárcel, los hermanos aseguran que deberían ser dejados en libertad porque ya cumplieron dos años en prisión, han colaborado con las autoridades estadounidenses y, sin embargo las autoridades consideran que no colaboraron en lo que realmente era el punto vital de la investigación.

Sobre los sobornos, su abogado James McGovern dijo que su cliente simplemente seguía instrucciones. “Creyó lo que le dijo alguien en quien confiaba y alguien cuyas órdenes él había cumplido toda su vida”, indicó.

Los abogados de ambos hermanos han presentado multitud de cartas de parientes, amigos, exempleados y hasta capellanes de las cárceles por las que han pasado enumerando el trabajo caritativo de ambos y la tragedia que supone que estén separados de sus familias.

Los dos hijos de Martinelli están acusados en Estados Unidos porque gran parte del lavado de dinero se hizo a través de cuentas en bancos neoyorquinos.

La constructora Odebrecht se declaró culpable en 2016 en el distrito este de Nueva York de estar involucrada en un escándalo internacional de sobornos y lavado de dinero. En 2018 los hermanos Martinelli empezaron a reunirse de forma voluntaria con las autoridades estadounidenses.

En junio de 2020, mientras seguían las negociaciones para limitar las acusaciones en su contra, se marcharon de Estados Unidos. La fiscalía asegura que huyeron sin previo aviso en un bote hacia las Bahamas y que, tras no lograr entrar a Panamá debido a los cierres provocados por la pandemia, fueron arrestados en Guatemala.


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