Oscar Castillo
(Técnico de Telecomunicaciones)
La reciente ratificación de un convenio de colaboración entre la Universidad Tecnológica de Panamá (UTP) y el Canal de Panamá para impulsar espacios de cooperación científica, tecnológica y académica entre ambas instituciones es una buena noticia en un contexto en que el país necesita de sus entidades técnicas de cara a grandes proyectos de infraestructura.
La Dra. Ángela Laguna Caicedo asumió oficialmente el 27 de junio de 2025 la rectoría de la UTP para culminar el período 2023-2028, en reemplazo del fallecido Dr. Omar Aizpurúa. Su llegada a este cargo ocurre en un momento decisivo para el país, marcado por la ejecución y planificación de grandes proyectos de infraestructura y sostenibilidad como el tren Panamá-David, la Línea 3 del Metro, el Lago de río Indio, el gasoducto transístmico y nuevos puertos.

Con la colaboración con el Canal y otras actividades anunciadas, la universidad comienza a proyectar su rigor académico, científico y técnico más allá de los salones de clase, insertándose como un actor clave en la validación, acompañamiento y discusión de proyectos que transformarán la realidad del país en las próximas décadas. Panamá necesita urgentemente respaldo técnico confiable en iniciativas de esta magnitud, y la UTP, con más de 40 años de trayectoria formando profesionales de alto nivel, se convierte en un socio estratégico de primer orden.
El tren Panamá-David no es solo un proyecto ferroviario: implica ordenamiento territorial, sostenibilidad y desarrollo regional. La Línea 3 del Metro representa la modernización del transporte masivo con tecnología de punta y el lago de río Indio, busca asegurar agua potable para más de dos millones de panameños y la sostenibilidad del Canal. Estas obras tienen en común su complejidad técnica, su impacto social y su trascendencia económica. Que nuestras universidades se involucren con las instituciones que lideran estos procesos abre un espacio donde la academia se convierte en garantía de transparencia, confianza y solidez.
Dicha participación genera un doble impacto. Por un lado, el país se beneficia del respaldo de una institución académica que puede evaluar, proponer y corregir desde un enfoque científico e independiente. Por otro lado, los estudiantes y docentes se ven directamente fortalecidos, al vincular sus conocimientos con problemas reales y soluciones prácticas. La formación se enriquece cuando se conecta con los grandes desafíos nacionales, y los proyectos ganan legitimidad cuando están acompañados por el conocimiento riguroso de la academia.
El impacto de esta participación va mucho más allá de los proyectos específicos. Se traduce en un modelo de enseñanza y aprendizaje donde los estudiantes encuentran oportunidades de pasantías, investigación y prácticas profesionales en obras de gran envergadura, y donde los docentes pueden nutrir su labor con experiencias de campo y transferencia de conocimiento. La docencia se fortalece cuando se alimenta de la práctica, y la práctica gana legitimidad cuando se apoya en el conocimiento científico.
Además, este rol las universidades contribuyen a aumentar la confianza ciudadana. La sociedad percibe que detrás de proyectos de alta complejidad hay una institución académica que vela por la seriedad técnica y la sostenibilidad.
En ese sentido, el liderazgo de la UTP y otras universidades, en un momento de transformación, coloca a la academia en el corazón de las decisiones estratégicas de Panamá y su mayor legado será que el país entienda que sin ciencia, sin educación y sin respaldo técnico sólido, no hay desarrollo sostenible posible.