Aumentan los muertos por el terremoto en Turquía y Siria y ya superan al devastador terremoto cerca de Estambul de 1999.
Entre ambos países la cifra de muertos por el seísmo asciende a más de 21.000 y los heridos a más de 78.000, y es probable que el número aumente conforme pasan los días porque todavía hay miles de personas desaparecidas.
El número de víctimas del terremoto que sacudió el lunes el sureste de Turquía, con magnitudes de 7,7 y 7,6, ya supera el devastador seísmo de 1999 que sacudió una zona cercana a Estambul.
En Siria, la organización de Defensa Civil, conocidos como los ‘Cascos Blancos’, no han parado ni un minuto de trabajar. En Alepo siguen sacando familias enteras atrapadas bajo los escombros. A muchos niños les han conseguido proporcionar mascarillas de oxígeno para mantenerlos con vida hasta que puedan sacarlos del cobijo en el que se encuentran. Al salir, ya en la ambulancia, preguntan por sus padres y la mayoría acaba llorando escuchando la respuesta. Se han convertido en huérfanos.
Ya ha llegado el primer convoy de la ONU de ayuda a Siria, pero no era lo que los rescatistas esperaban. “Estamos decepcionados, nos desesperamos por un equipamiento que nos ayude a salvar vidas debajo de las ruinas“, decía un comunicado de los ‘Cascos Blancos’. Las ayudas de rescate son mínimas, llegar hasta la zona afectada es muy complicado, esta pasada noche consiguieron llegar a Alepo los rescatistas de Argelia.
Al sur de Turquía la devastación es casi total. En la provincia de Hatay quedan muy pocos edificios levantados, pero los equipos de rescate son más números. De hecho, ya están trabajando en la zona rescatistas de Ucrania, Reino Unido y China. Después de cuatro días es muy complicado encontrar personas con vida bajo los cascotes pero se están produciendo milagros. Adnan Muhammed Korkut ha sobrevivido después de 94 horas y al salir, le ha dicho a un reportero que había sobrevivido durante los últimos cuatro días bebiendo su propia orina.
Morgues improvisadas
Los muertos en la provincia de Gaziantep se acumulan, no hay espacio suficiente en los cementerios y están tirando los cuerpos en fosas comunes. Los familiares lloran devastados la muerte de sus seres queridos, y otros, se acercan a las morgues para poder identificarlos.
En el cruce fronterizo de Bab al-Hawa, frontera internacional entre Siria y Turquía, varias camionetas traen cadáveres para que los sirios que tengan familiares en Turquía puedan identificarlos, “no hay nadie que me ofrezca noticias de Turquía, y no hay contacto entre mis hermanos y yo, no hay nada que me indique si están vivos o muertos”, dice un sirio desesperado por saber cómo se encuentra su familia. La desesperación es máxima, hay personas que ya han perdido toda la esperanza.
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