Por: Miguel Antonio Bernal.

La gravísima situación que vive nuestra sociedad nace con el golpe de estado del 11 de octubre de 1968, que destronó al recién electo gobierno del Dr. Arnulfo Arias Madrid. Desde entonces, además de los 21 años de dictadura militar, llevamos 34 más, desde la invasión estadounidense, sin poder alcanzar, como sociedad, un verdadero proceso de democratización-

La dictadura militar, a las que sus seguidores llamaban “proceso revolucionario” y “dictadura con cariño”, lejos de poder resolver como hicieron creer, crearon muchos más problemas al desconstitucionalizar y desinstitucionalizar al país.

Lo acontecido 56 años atrás repercute -aún- en las frágiles estructuras de nuestra formación social. Sin ir más lejos, basta retomar los últimos bochornosos espectáculos de corrupción e impunidad heredados del gobierno de la empresa criminal conjunta del PRD, del llamado “partido de Omar”. 

En su trasnochada y deliberada intención de confundir lo jurídico con lo político, el último gobierno del PRD recreó el clima del autoritarismo bajo el cual crecieron sus hoy abanderados, en un país dónde en las últimas décadas se ha perdido enteramente la noción de orden público y de seguridad jurídica. Y esto se ve agravado por el control que, sobre los tres Órganos del Estado ejerció la cúpula del Partido.

Los esfuerzos y tareas que debemos emprender para corregir el rumbo que ya de pasó medio siglo, obligan a multiplicar la participación ciudadana para transformar las anquilosadas estructuras impuestas por la dictadura militar y sus epígonos. No hacerlo conllevará situaciones en las cuales, la frustración podrá llevarnos por riesgosos y peligrosos caminos. 

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