Por: Alfonso Fraguela

Faltando solamente días para la llegada del de las elecciones generales, el tiempo parece transcurrir con mucha celeridad. Los diversos candidatos a puesto de elección, sienten la agonía y la presión de no lograr alcanzar la meta que los llevo a participar en un torneo electoral.
La ansiedad de ser electos los ha llevado en mucho de los casos a tener que recurrir a los ahorros y hasta hipotecar el puesto que aún no han ganado, con favores que serán cumplidos una vez logren salir vencedores.
Las actuales elecciones son comparadas con otros procesos desarrollado en le República, pero debemos reconocer que lo ha sido en otros tiempos una contaminación visual, en esta ocasión se ha visto reducida por las formalidades exigidas por el Tribunal Electoral.
También otra realidad es que los candidatos han visto la mayor utilidad en las redes sociales, para no caer en gastos que usualmente serían millonarios dejando a las publicitarias y sus regentes en aprietos debido a que lo que usualmente es la temporada alta en la publicidad y en medios, fue reducido notablemente, para darle espacio a los llamados influencers que ven en sus seguidores como la máquina tragamonedas que le abrió el espacio para decir estoy aquí y salgo más económico.
Debo reconocer que, en mucho de los casos, los políticos han sacrificado la calidad por lo poco atractivo y hasta corriente, haciendo campañas muy desagradables que por lo chabacana opacan la imagen que se pudieron construir durante años.
Lo cierto es que el ciudadano observa lo que están haciendo, aunque en mucho de los casos no participan en actividades proselitistas, eso no significa que le sea diferente a lo que ocurre en su entorno. Por el contrario, observa lo que está pasando y evalúa el mensaje que le quiere mandar el aspirante a puesto de elección popular.
Esto lleva al ciudadano a ponderar si ese político se merece o no su voto, por la forma en que se presenta y los mensajes que manda.
Estoy seguro de que en los próximos días veremos a muchos candidatos derrotados, otros más optimistas tratando de apear a la recordación o a un discurso cautivador que haga torcer la voluntad de quien acudirá a las urnas el 5 de mayo próximo.
Mi recomendación para todos ellos es que su discurso sea coherente y que sus propuestas, sean como la mandas que se hacen cuando un familiar esta desamparado y esperamos que el supremo les alivie su padecimiento.
En otras palabras, candidatos llego la hora de cumplir, cumplir, cumplir.

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