Por: Alfonso Fraguela

En estos próximos meses, la población panameña se encuentra inmersa en un desafío importante que representa la atención de diversos renglones que han encontrado notoriedad en los planes de gobierno de los aspirantes a dirigir el país.
El agua para consumo humano, el agua para el Canal de Panamá, la Caja de Seguro Social, las medicinas, el empleo, la educación, la seguridad, la migración, la basura, las carreteras, la corrupción, el cambio constitucional, los adultos mayores, una vida digna para la población son los principales temas que deberán ser atendidos con urgencia en los próximamente.
Casi todos los candidatos a puestos de elección popular han destinado especial atención a estos temas, que surgen luego de la evaluación de los escenarios actuales a corto, mediano y largo plazo. Lo que permite que se construyan discursos coherentes y lógicos con la realidad que vive la población actualmente.
El factor tiempo, y la capacidad de poner en ejecución las soluciones a los problemas descritos, serán los aspectos más relevantes que tomarán en cuenta quienes acudan a las urnas el próximo 5 de mayo.
Es por ello, que pretender copiar esquemas políticos de otras latitudes que tienen otros problemas, no resultan viables en un país como el nuestro.
Aunque los problemas que hoy enfrentamos se han profundizado por la falta de atención oportuna de quienes han sido elegidos para gobernar el país, pero han tenido otra agenda, desatendiendo estos temas rutinarios, agudizándolos y accionando las banderas rojas.
Hasta el momento, hemos escuchado los debates presidenciales, donde se han barajado propuestas de solución por las diversas campañas, algunas más profundas mientras que otras son superficiales.
Lo que nos lleva a analizar en forma responsable quienes tiene la valentía de asumir los costos políticos que ocasionen rectificar el rumbo de la nación.
Los temas son sensitivos, pero de atención imperante, para recobrar la confianza social y evitar consecuencias que lamentar, que lleven a la población a expresar el descontento en las calles por la desconexión del gobernante con el gobernado.
Esperamos que la madurez política, prevalezca sobre la codicia de poder y que las buenas propuestas que sean presentadas por cualquier candidato, si es buena que sea considerada por el nuevo presidente, porque al final no se trata de uno contra el otro, sino de propuestas sanas que brinden la estabilidad que, en otros países convulsionados por la guerra, la guerrilla, los problemas sociales, y políticos, han impedido que puedan seguir adelante, con la celeridad de sus conciudadanos.

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