Por: Miguel Antonio Bernal V.
“Vivimos en un país en el que rige la democracia, el Estado de derecho, el respeto a la separación de poderes, a la libertad de expresión y a la diversidad de ideas” (Laurentino Cortizo) 2-1-24
La última presentación del futuro expresidente de la República, ante los diputados, resultó un eslabón más de la cadena de engaños, iniciada hace 54 meses atrás. No hay una sola frase u oración a destacar o rescatar, de una lectura oral de una colcha de retazos de post-it para la ocasión.
El lenguaje corporal del engaño premeditado y prepotente, acompañó cada frase falaciosa pronunciada. Cortizo se lució como lo que ha sido siempre: un tartufo de la farsa de los últimos lustros de la politiquería criolla. Afirmar que:”Vivimos en un país en el que rige la democracia…”, además de ser vulgarmente falso, es un insulto a la lucidez ciudadana.
Insistir que reina en Panamá, “el Estado de derecho” , resulta, por decir lo menos, pernicioso y perverso. Desde la dictadura, nunca antes nos habían alejado tanto del derecho al Derecho invocar la existencia de “el respeto a la separación de poderes” , de parte de quien se ha burlado olímpicamente de los centenarios planteamientos de Montesquieu, no es inocente, es indecente.
Su referencia al respeto de su gobierno “a la libertad de expresión y a la diversidad de ideas”, nos confirma aquello de que no hay peor ciego que el que no quiere ver. Eludir, evadir, confundir la verdad, es la forma más ignominiosa de violar la libertad de expresión y de respetar la diversidad de ideas. El “discurso” del mal llamado *mandatario”, además de cacofónico, distorsionador y desinformador, ha venido a confirmar – una vez más- que la pusilanimidad en manos del autoritarismo, es una desgracia para cualquier sociedad que, como la nuestra, busca poder enrumbarse por verdaderos derroteros de democracia, justicia y libertad.