Cosechaste lo que no supiste dar y cuidar: Lealtad y fidelidad.

Por: Carmen Boyd Marciacq

El 28 de enero de 2015 el país entero conocía que su ex presidente Ricardo Martinelli, había salido del país para participar en la primera sesión plenaria del Parlamento Centroamericano, el mismo organismo al cual se había referido como Cueva de Ladrones.

Posterior a eso, deja conocer que iniciaría lo que denominó “una gira mundial” para llevar a todos los rincones la supuesta persecución política que contra él se estaba gestando.

Acá en ciudad de Panamá, quedamos los miembros del partido Cambio Democrático y sus seguidores, quienes no dudaron de ir a las calles a defender al líder en ese momento.

Estábamos en cada lugar donde pudiésemos elevar nuestras voces. En la radio, en la TV, por las redes, frente al AVESA, a la Corte, en la Plaza Porras, en fin, creyendo en la inocencia del que decía: “Se puede meter la pata, no las manos”. En las calles seguíamos proclamando su inocencia, su injusta persecución, los que todavía creíamos que realmente era víctima del odio del gobierno que le precedió, el de su ex vicepresidente Juan Carlos Varela.

Era común vernos en las calles, en los medios, con pancartas, en protestas defendiendo a un líder que al final terminó siendo de barro, pero en ese entonces, los que no formábamos parte de su círculo cero, ignorábamos toda la podredumbre que una sola persona podía tener a cuestas.

Posteriormente por esos años, y con Ricardo Martinelli Berrocal, preso en una cárcel en Miami, el partido debía cumplir con los estatutos y avocarse a unas elecciones internas, donde el hoy designado corrupto aspiraba a ser electo presidente del colectivo nuevamente.

¿Pero… cómo podía ser esto, si se requiere de un candidato presente, que camine, que guíe, que dirija, y él estaba literalmente tras los barrotes gringos?

Ah, no puedo dejar de lado un factor muy importante: Tras nuestra estrepitosa derrota, en las elecciones generales y teniendo como candidato a la presidencia a José Domingo “Mimito” Arias, y a Marta Linares de Martinelli como candidata a la vicepresidencia, el partido quedó destrozado, los candidatos que acudieron a una elección quedaron desmoralizados y la membresía no atinaba a recuperarse del fracaso. Fue entonces cuando Rómulo Roux, se levanta y decide tomar la bandera para ir de provincia en provincia, visitando a cada uno de los dirigentes, candidatos, y membresía que se sentía abandonada, sin rumbo.

Con el panorama deprimente que en ese momento se pintaba para el CD, y la necesidad de revitalizar al partido, levantarlo de las cenizas e inyectar nuevos bríos, se inicia la campaña interna del 2017, donde surgiría el nuevo liderazgo de Rómulo Roux.

Hasta ese momento, las caras más representativas del CD, en su mayoría ex ministros, ministras y diputados respaldaban a un Martinelli quien antes de su detención, vivía su vida en Miami, lejos de todo problema, siendo común ver sus fotos en restaurantes, discotecas, yates, siempre bien acompañado y sin preocupaciones.

Roux sabía que para que el partido saliera a flote, necesitaba un presidente que pudiera estar presente y no que se manejara por “control remoto”.

Pero volviendo al tema que nos ocupa, el hoy candidato presidencial decide viajar a Estados Unidos y conversar con Martinelli, para exponerle la necesidad de contar con un presidente en físico, y sus aspiraciones legítimas de presidir el colectivo.

Nadie sabe que ocurrió entre la finalización de esa conversación y el retorno de Roux, ya que, hasta el momento de despedirse, Martinelli parecía estar de acuerdo.
No bien Roux puso un pie en suelo patrio, la consigna de los cercanos a Martinelli, fue enfrentar a Rómulo y candidatizar al hoy designado corrupto.

Es allí cuando se inician las giras, las visitas, las reuniones propias de la campaña interna. Debo aclarar que en ese momento aún seguía creyendo en la inocencia del ex presidente Martinelli, y por ende participaba de todas las actividades, giras etc.
Fue en una de ellas precisamente, en el Higo de San Carlos, donde un domingo mientras esperábamos a que llegara la ex primera dama, “pino en pote”, la ex ministra de trabajo, y otros cercanos hablábamos los presentes de la necesidad de ir con fuerza a las elecciones internas, y mantener en la presidencia del partido a Martinelli.

Poco antes de iniciar la reunión programada, y ya presente la ex primera dama y su equipo, se habla del factor económico y la presunta orden dada por Martinelli, para que se entregara una gran suma de dinero, a fin de tener cubierta la logística, el pago a los jurados, los alimentos, el agua, el transporte y todo lo que implica una actividad como lo es el movilizar a miles de militantes.

Si mal no recuerdo, la cifra superaba mucho más de los 500 mil dólares. No era una guayaba, pero que importaba, si RM los tenía y se trataba de preservar su libertad desde la presidencia del partido y la presunta inmunidad que podía lograr.

La única autorizada para disponer de ese dinero era precisamente la ex primera dama, quien desde esa trinchera manejaba el emporio comercial familiar y debía encargarse de cumplir esa instrucción.

¿Qué pasó? ¡Nunca nadie supo! ¿Entonces, de quien fue la culpa? ¿De una mujer herida y humillada por años?, ¿Tal vez fue su venganza ante tantas infidelidades, malos tratos, exhibiciones, o tal vez fue el intento de preservar el recurso económico que formaba parte del patrimonio de sus hijos y demás descendencia?, lo cierto es que ese dinero jamás llegó en su totalidad, y el día de las elecciones no hubo para pagar transportes, alimentos, jurados, observadores y otros, quienes prefirieron quedarse en la comodidad de sus hogares y no presentarse a las urnas a cumplir su misión, ya que no se les había cumplido con el pago.

Entonces… de quien fue la culpa que Martinelli no estuviera hoy a la cabeza de Cambio Democrático? ¿De Roux, que trabajó, y recorrió el país?, o se trató de una venganza tras muchos años de infidelidades y lealtades a lo que un día se juraron amor y lealtad frente a un altar.

Yo me rio cuando escucho la trillada frase de “Me robó el partido” Nadie te lo robó, tu sembraste y cosechaste lo que diste o mejor dicho lo que no supiste cuidar.

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