Por: Alfonso Fraguela

Quizás estas líneas confundan al lector, porque el sonido intenso ensordece, pero no siempre es así. El silencio que es una ausencia de sonido también lleva consigo un mensaje, cuando a preguntas, actos y resultados que generan desagrados surge como reacción el silencio.

Lo importante de todo esto, es saber escucharlo y tratar de corregir el desagrado que generó, enrumbando las acciones para aliviar y rectificar el enfado ocasionado.

Todo esto ocurre en nuestra vida diaria, y el ejemplo más palpable de esto es en la Cosa Pública.

Los panameños hemos logrado con el tiempo responder con el silencio y esperar el momento preciso para expresarnos en actos que no son del agrado de quienes regentan el aparato gubernamental.

Panamá se encuentra en estos momentos, en las postrimerías de una gestión de gobierno, donde los que dirigen el país creen que el pueblo esta que brinca de alegría con lo que están haciendo.
El peor error de todo esto, es la pésima lectura que le dan al silencio de la población, por la falta de atención a temas normales como es la basura, el agua potable, la educación, el mantenimiento vial, entre muchos otros.

Estas omisiones sin duda tendrán un impacto en la calificación final del gobierno, y le será trasladado a la oferta electoral que surja de dicha administración pretendiendo repetir.

Esos negativos, en muchas ocasiones no se pueden revertir, ya que los tiempos están por terminar, convirtiéndose en una carrera contra el reloj.

La receta a estos inconvenientes es cumplir desde el día uno hasta el día el último día de mandato sin desenfocarse, ejecutando el programa de gobierno presentado en las elecciones y convertido en el plan de gobierno luego de ganadas éstas.

El ritmo en la ejecución es vital para ir escribiendo la historia, ya que quien piense que el silencio de un pueblo es un aplauso de éste a sus gobernantes, evidentemente constituye una clara desorientación.

La historia de un gobierno y sus resultados, se miden a partir del último día de gestión. Pero la lectura de lo que será puede ser leída pasado los tres años de ese gobierno en funciones, cuando las obras propuestas no son realizadas, y cuando el tiempo se acorta, imposibilitando su ejecución.

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