No hay ningún impedimento legal para que un imputado, o incluso un condenado, se presente a las elecciones.
El expresidente estadounidense Donald Trump, ha sido oficialmente imputado por los sucesos ocurridos tras su derrota en las elecciones de 2020, que condujeron al asalto al Capitolio por parte de sus seguidores. Esta acusación formal se suma a la del caso de los pagos a la actriz porno Stormy Daniel y al de los papeles clasificados que se llevó a su residencia de Mar-a-Lago.
Pero, a pesar de estos y los otros casos judiciales que le persiguen, y que podrían acabar llevándole a la cárcel, Trump mantiene su intención de presentarse a las próximas elecciones presidenciales, en 2024.
La campaña para volver a la Casa Blanca estará así salpicada por sus comparecencias judiciales. Aunque legalmente puede hacerlo (podría presentarse incluso ya condenado), las consecuencias políticas son difíciles de prever.
Trump, un candidato perseguido por los tribunales
Trump anunció el pasado noviembre su candidatura a las primarias republicanas, primer paso para optar a dirigir la Casa Blanca. Desde aquel día ha participado en numerosos actos públicos para pedir el apoyo de sus seguidores, en los que ha cargado contra el presidente, Joe Biden, y el Departamento de Justicia.
Trump parece crecerse ante cada revés jurídico, y denuncia una “injerencia electoral al más alto nivel”. Así, de nuevo, tras conocerse la imputación este martes, su campaña difundió un comunicado en el que comparaba la “persecución” con la Alemania nazi y asegura que el candidato “no sería disuadido por un acoso político desgraciado y sin precedentes”. Al mismo tiempo, sus abogados tratan de retrasar todos los procesos legales para alagar la campaña.
“En cualquier otro político, esto sería poco menos que el final de su carrera política, pero Trump parece ser el Ave Fénix, que renace de sus cenizas, incluso parece salir fortalecido dentro del Partido Republicano“, reconoce, en declaraciones a RNE, José Antonio Gurpegui, catedrático de Estudios Norteamericanos del Instituto Franklin, dependiente de la Universidad de Alcalá de Henares.
Gurpegui advierte, no obstante, de que “las consecuencias derivadas de este caso son significativamente más trascendentes” que las del resto de causas abiertas contra Trump. Se enjuicia el asalto a la sede del Legislativo y el intento de torcer la voluntad popular, y el documento de la acusación habla de “engaño al pueblo americano”.
“Vamos a ver hasta qué punto es capaz de resistir y de salir airoso e incluso con un empujón, pero esta es una situación muy seria“, apunta el catedrático.
Trump cuenta con el apoyo incondicional de su base, según muestran las encuestas. El último sondeo, publicado este mismo martes (elaborado por Siena Poll para el New York Times) señala que Biden y Trump están empatados al 43 % en intención de voto. El 50% de las bases demócratas creen además que Biden no es el candidato adecuado y no debería presentarse.
Favorito por delante de sus rivales republicanos
La misma encuesta muestra que Trump es el candidato favorito en las primarias republicanas. Obtiene el 54 % frente al 17 % de su rival más cercano, el gobernador de Florida Ron de Santis. Ningún otro precandidato republicano obtiene más del 3 %, ni siquiera el ex vicepresidente Mike Pence.
Este último ha aprovechado la imputación de este martes para descalificar a Trump. “Cualquiera que se pone a sí mismo por delante de la Constitución no debería ser nunca presidente“, ha asegurado Pence en un comunicado.
El también candidato republicano Asa Hutchinson, exgobernador de Arkansas, ha pedido igualmente al empresario que renuncie a la campaña por su “responsabilidad moral” en el asalto al Capitolio.
DeSantis, por su parte, ha rechazado comentar la acusación. No obstante, ha prometido que “acabará con la instrumentalización del Gobierno” y ha descrito el estado de la Justicia en Washington como un “pantano”.
Por el contrario, Kevin McCarthy, presidente de la Cámara de Representantes y líder de la mayoría republicana, ha echado un capote a Trump y ha criticado lo que considera un uso partidista del Departamento de Justicia.
“Ayer mismo [por el lunes] una nueva encuesta mostraba que el presidente Trump es sin duda alguna el principal oponente político de Biden. Todos en EE.UU. podían ver lo que iba a pasar a continuación“, ha escrito McCarthy en la red social X (Twitter).
Las primarias del partido del elefante se celebrarán entre febrero y julio de 2024, y coincidirán con los trámites procesales de varias de las causas del expresidente. Eso puede ayudarle a mantener el apoyo de su base más radical.
“El Partido Demócrata y la Casa Blanca han apostado a que Trump va a ser el candidato republicano – considera José Antonio Gurpegui – Dejan que se cave su propia fosa con las imputaciones, conocedores de que si bien sus seguidores siguen apoyándole, porque tiene una base tremendamente fiel, en el resto de la sociedad norteamericana se va a traducir en una pérdida de votos, incluso del votante republicano tradicional, que es un votante de ley y orden“.
La ley no impide que se presente
Esto en el plano político. Porque legalmente, no existe ningún obstáculo que impida a Trump presentarse e incluso ser elegido.
En marzo pasado, cuando fue imputado penalmente por primera vez por un presunto soborno a la actriz porno Stormy Daniels, el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Quinnipiac, Scott McLean, explicó a Efe que, incluso si una persona está en prisión, puede presentarse a unas elecciones en EE.UU.
“Legalmente no hay ninguna razón para que Donald Trump no pueda continuar con su campaña para la Presidencia”, insistió el profesor. “No hay nada en la Constitución que diga que no puede”.
Ni siquiera en caso de ingresar en prisión. Ya ha ocurrido antes en la historia del país. En 1920, el socialista Eugene Debs obtuvo casi un millón de votos mientras estaba en una cárcel en Atlanta. Debs había sido condenado por sedición en 1918 por protestar contra la participación de EE.UU. en la Primera Guerra Mundial.
“Ha habido miembros del Congreso de EE.UU. que han servido partes de su mandato tras ser condenados por un delito federal, y al menos hubo uno que se presentó al cargo estando encarcelado”, señala Mark C. Smith, profesor de Política y Derecho Constitucional de la Universidad de Cedarville, en declaraciones a Efe.
El congresista James Traficant (1985-2002), de Ohio, fue enjuiciado por utilizar los fondos de campaña para uso personal. “Después de ser condenado, pero antes de la sentencia, siguió sirviendo. Después de la sentencia fue expulsado. Más tarde se presentó por un escaño a la Cámara Baja de EE.UU. estando en prisión. Recibió el 15 % del voto”, ha relatado el profesor.
A la luz de estos precedentes, el experto de la Universidad de Cedarville concluye que nada cambia “técnicamente” para Trump. “Puede que cambien sus perspectivas políticas, pero no su capacidad legal para presentarse o servir” en un cargo público, asegura.
José Antonio Gurpegui ha confirmado en RNE que “incluso siendo condenado podría optar a la elección presidencial, e incluso autoamnistiarse“.
No parece por tanto que la Justicia vaya a frenar a Trump. Serán los votantes, primero los republicanos, y después todos los estadounidenses, los que decidan si vuelve a la Casa Blanca.
Noticias Rtve.es