Por: Miguel Antonio Bernal V.

       “leonino: dícese del contrato oneroso en que   toda la ventaja o ganancia se atribuye a una de las partes, sin  equitativa conmutación entre estas. Dícese de pactos o condiciones de carácter despótico (Diccionario de la RAE)

La geografía, la población y la función de Panamá, no es la de un país minero. Sin embargo, la codicia, la avaricia y el abuso de poder de unos cuantos, que han logrado secuestrar los derechos de los ciudadanos, pretenden imponernos un contrato con una compañía minera,-manejada por gobiernos extranjeros-, a todas luces desmesurado y abusivo, o sea, leonino.

Desde que Rousseau (1712-1778), superando a Tomás Hobbes (1588-1679), y John Locke (1632-1704), planteó y acentuó en su obra El Contrato Social, publicada en 1762lanecesidadracionaldeconcebiralEstado como el fruto de la convergencia de las voluntades individuales para lograr el respeto y consagración de los derechos de cada persona en la vida social y así, alcanzar una convivencia civilizada “fundada sobre normas e instituciones tutelares de los derechos de cada persona y regida por la voluntad de la mayoría”, la humanidad ha progresado tratando de hacer que el poder esté sometido a la Ley y, que esté también al servicio de la paz, el orden y el respeto a las prerrogativas de todos.

El contrato negociado, pactado y firmado por el gobierno a espaldas de la población, y que pretende imponer a través de un mecanismo burdo, a todas luces autoritario y arbitraio, se lleva de calle los puntos cardinales que deben regir el contrato social entre gobernantes y gobernados, emulando así al régimen militar que, en 1972, defenestró la Constitución de 1946 y la teoría de la separación de los poderes de Montesquieu, al elevar a la Fuerza Pública al rango de Órgano del Estado. (ver Artículo 2 de la version original de la constitución militarista de 1972).

Lo que se persigue, por parte del poder político dominante, con este contrato leonino y por un puñado de dólares, no es otra cosa que la entrega de nuestras riquezas a gobiernos e intereses extranjeros, así como la destrucción de la armonía ecológica de nuestro territorio, llegando hasta a poner en peligro a causa de la apadrinada explotación minera, el futuro inmediato del funcionamiento del Canal de Panamá.

Alertamos a nuestros compatriotas, para que nos adentremos en la lectura del contrato leonino y repudiemos con todas nuestra fuerza cívica, esta nueva traición histórica que pretenden imponernos. En nuestras próximas columnas, nos adentraremos en el contenido antipatriota, antipopular y antidemocrático de esta indignante e ilegítima intención de un gobierno en sus estertores.

(Este artículo es responsabilidad de su autor).

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