El expresidente Luiz Inácio Lula Da Silva, derrotó a Jaír Bolsonaro y gobernará por tercera vez a Brasil, mientras que América Latina sigue inclinándose a la izquierda.

Carmen Boyd Marciacq.

El espacio para cuestionar los resultados de las elecciones se redujeron al ser reconocido el triunfo del nuevo presidente electo Innacio Lula Da Silva, por mandatarios de otros países, incluyendo los Estados Unidos, Francia y por supuesto otros que mantienen un giro hacia la izquierda, como Colombia, Bolivia y Nicaragua.

¿Pero que hubo detrás de las manifestaciones que precedieron a los resultados? Según algunos politólogos estas protestas no fueron otra cosa que una estrategia donde realmente se intentó medir la fuerza del presidente Bolsonaro, sin que se viera directamente involucrado, prueba de ello es que salió a pedir a los manifestantes mantener la calma y regresar a la cordura, sin referirse directamente al triunfo de Lula.

Quizás la reacción esperada por quienes asesoraron al presidente saliente, era la de recibir el apoyo de las fuerzas policiales, como exigían los manifestantes, cosa que no sucedió, y se convirtió en el termómetro para comprender que lo más prudente era retornar al orden en las calles, para lo cual el aun presidente Jair Bolsonaro, en su primera aparición tras la derrota, hizo, sin referirse directamente al triunfo de Da Silva.

OTRA ESTRATEGIA FALLIDA

A lo interno de quienes siguieron la campaña electoral entre ambos candidatos, quienes no desaprovecharon oportunidad para recriminarse públicamente acciones de ambos mandatos, (Da Silva / Bolsonaro), se tejió una supuesta estrategia que no dio los resultados esperados, y terminó por presumiblemente victimizar a Lula, a quien acusaron de recibir asesoramiento de importantes figuras especialistas en campañas en los Estados Unidos.

Perteneciente al Partido de los Trabajadores, críticos acérrimos de los gobiernos capitalistas, era difícil de vender esa teoría, sin embargo cual boomerang pudo ser devuelta, al denunciarse gran cantidad de “fake news” o noticias falsas, contra el ex presidente Da Silva, provocando el rechazo y convirtiéndose así en una estrategia fallida que no logró cambiar los resultados en las votaciones.

Tras una campaña muy mediática, los analistas políticos en Brasil, preveen una transición de mando donde el gran ausente sea precisamente Jair Bolsonaro, pero mantienen la esperanza que a nivel de sus ministros y técnicos sea diferente.

Ante este panorama no es difícil visualizar que el presidente electo Lula Da Silva, deba enfrentar nuevos retos, entre los que están: Normalizar la política, reconstruir las instituciones políticas de manera negociada con diferentes actores y partidos, ya que gran parte de los cargos serán ocupados por opositores y de no encontrar un balance, sería muy difícil negociar.

La economía de Brasil refleja una gran crisis que se puede agigantar por el contenido del presupuesto secreto que se desconoce, y aunado a esto, Innacio Da Silva, nuevo presidente electo a partir del 1ro de enero del 2023, ha priorizado como gran problema, el resolver la “gran hambruna” que volvió a marcar en un país donde él ya la había controlado durante su pasado mandato.

Ante este panorama, y sin contar con los recursos suficientes en estos momentos de crisis, no cabe la menor duda, que el nuevo presidente electo de Brasil, buscaría apoyo en sus eternos aliados, por lo que esta historia, apenas inicia…

Por: Periodista / Carmen Boyd Marciacq.

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