Por: Carmen Boyd Marciacq

Carmen Boyd Marciacq

El creciente  apoyo que  los sistemas de izquierda  vienen recibiendo  en América Latina, más recientemente comprobado con la elección en una segunda vuelta de Ignacio Lula Da Silva, quien por tercera vez se convierte en presidente  de Brasil, debe llevarnos a reflexionar  como   una Latinoamérica que siempre se caracterizó por su línea de centroderecha o derecha moderada, hoy por hoy  ha dado un giro, o mejor dicho sus electores, cansados de ver como gobierno tras gobierno se convierte en más de lo mismo, decidieron dar ese golpe de timón, llevándolo al otro lado del salón.

Y no es que  esto sea bueno o malo. En el caso de nuestro país, nos hemos  identificado por ser un país neutro, un país de servicio mundial y  que prefiere mantenerse lejos de las dos esquinas, en una posición que al final le permita elegir lo  que es mejor para el país, venga de donde venga, y de acuerdo a nuestras necesidades, manteniendo esa ecuanimidad que nos permite no entrar en terrenos fangosos y peligrosos para todo una nación.

Pero volviendo al tema de análisis que nos ocupa, en una reciente glosa muy panameña, califican a Panamá, como el muro de contención para frenar una incursión ideológica en Centroamérica. Señores:  Nosotros ¡NO somos muro de contención de nada ni nadie!. Lo que si debemos es mantener los ojos bien abiertos para que conflictos externos en otras latitudes, no afecten las buenas relaciones que históricamente ha mantenido Panamá y quedemos enredados en situaciones que no son nuestras.

Debemos continuar ante la comunidad internacional como un país propicio para las inversiones y los negocios, con el objetivo de generar oportunidades económicas, educativas y científicas en beneficio de todos los panameños y panameñas.

Y es aquí donde me surgió la interrogante… ¿Qué hemos estado haciendo mal, o que hemos dejado de hacer, para que un sistema de derecha, esté próximo  a desaparecer, si es que ya no están  preparando su obituario?

¡Ese es el punto al que quiero llegar!. En que fallamos, que se debe corregir, que se puede cambiar y hasta mejorar para enrumbar los destinos de toda América Latina.

Muchos dicen que primero es colocar los bueyes delante de la carreta, pero yo diría que lo primordial inicialmente es conocer la enfermedad (fallas), para entonces poder hacer un diagnóstico que encarrile (enrumbe) el destino de una nación.

Estamos frente a un desgaste político generalizado, que está encontrando caldo de cultivo en  la necesidad de un pueblo que ya exige algo diferente a lo que ya han tenido, y póngale el nombre que le quiera poner, al final será  lo contrario, lo que  no se ha probado, pero que ya  viene acercándose y se ve reflejado en países vecinos.

HECHO HISTORICO

Si lo que usted acaba de leer, le parece una soberana tontería, póngase a analizar el hecho que por primera vez en la historia, las 5 principales economías latinoamericanas (Brasil, México, Argentina, Chile y Colombia) serán gobernadas por la izquierda. Será que en esos países se cansaron del “más de lo mismo”?, o  tuvieron de todo un poco y optaron por retornar a lo viejo conocido?.

Entonces, veámonos en ese espejo, dejemos de estar conjeturando y empecemos por analizar que  se está haciendo mal, o que se dejó de hacer, para que podamos diagnosticar de forma certeza antes que la enfermedad ataque a este cuerpo llamado Panamá, y sea muy tarde para actuar.

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