Durante los últimos dos días, la Embajada de Estados Unidos en Panamá encendió su edificio con luces de color amarillo y azul, en alusión a la bandera de Ucrania, como muestra de solidaridad con el pueblo de este país.
Al invadir Ucrania, el presidente de Rusia ha tomado la decisión de emprender una guerra premeditada, que se pudo haber evitado y que conllevará gran sufrimiento y pérdida de vidas humanas. Al emprender esta acción que busca alterar las fronteras de un país soberano, el gobierno ruso ha violado los principios contemporáneos fundamentales que mantienen la paz y la seguridad en el mundo.
El presidente de los Estados Unidos Joseph Biden responsabilizó al gobierno ruso por la destrucción que traerá esta guerra y calificó la invasión de Ucrania como “un brutal asalto contra el pueblo de Ucrania. Sin provocación, sin justificación, sin necesidad”.
Estados Unidos ha impuesto un conjunto de sanciones para que el gobierno ruso enfrente un alto coste económico como consecuencia de esta flagrante violación del derecho internacional. Aliados como Australia, Canadá, la Unión Europea, Japón y el Reino Unido han adoptado medidas similares. Dichas medidas incluyen fuertes sanciones financieras que tendrán un impacto inmediato en la economía y exportaciones rusas, y que limitarán su acceso a la tecnología, el desarrollo de su industria.
Además de las sanciones económicas, Estados Unidos tomará medidas adicionales para defender a los aliados de la OTAN. El presidente Biden ha anunciado el despliegue de personal militar estadounidense en Europa para reforzar sus capacidades defensivas y disuasivas. Estados Unidos ha canalizado $650 millones en asistencia militar a Ucrania el último año y de la misma forma, continuará apoyando Ucrania para defender su país ante esta agresión no provocada.
Como fue demostrado en el reciente voto en la Asamblea General de las Naciones Unidas, Estados Unidos y la comunidad internacional estamos unidos en nuestro apoyo a la soberanía de Ucrania.
