Por: Alfonso Fraguela

Últimamente estamos viendo a muchos servidores públicos que están siendo conducidos a las oficinas de la Procuraduría General de la Nación, para que den una explicación sobre el uso de los dineros confiados por el cargo que desempeñaron.
Lo que era inusual en otros tiempos, se ha convertido en una constante que confirma la existencia del año del Hidalgo, aunque hay muchos que no desean esperar cuatro años para iniciar sus actividades creativas. Por el contrario, inician desde temprano, para aprovechar las mieles del poder, y transformar el año en el lustro del Hidalgo.
Lo preocupante de todo esto, es que salen de los partidos políticos afectando a personas que quieren hacer cosas buenas para el país, pero se encuentran con algunas unidades que tienen unas agendas personales que desencadenan un depósito corporal, y un desprestigio ante los electores, al colectivo y a sus familiares.
En estos momentos, se están efectuando los estudios, propuestas y ajustes para las nuevas reglas electorales para el próximo torneo general.
Lo que debería llevar a recomponer los colectivos políticos y evitar que sus candidatos tengan una trayectoria cuestionada y caracterizada por la opacidad que debilite la oferta electoral.
Los procesos sancionatorios internos de los colectivos son nulos, abstractos e imperceptibles, dejando un mensaje a la sociedad que no pasa nada, que todo es político, y que sus integrantes forman parte integrante de un convento.
Quienes lleguen a un puesto público, debe llegar acompañado de personas calificadas, para evitar salir por la ventana o por la puerta de atrás y en medio de cuestionamientos, por conductas irregulares que degraden las cualidades profesionales que deben tener para calificar para un puesto público.
El servidor público puede hacer solamente lo que la ley señala, tal cual lo dispone el Artículo 18 de la Constitución Política. El manejar la Cosa Pública como una empresa privada este vedado para él.
Y cualquier acto, que se encuentre fuera de los dispuesto en la Constitución y la Ley, es una extralimitación, independientemente de quien sea el funcionario.
Es por ello, que los vemos subiendo y bajando escaleras, cuando no pueden justificar las fortunas inmensas que tienen generadas en 5 años, o los negocios millonarios adquiridos durante la gestión de gobierno de la que formaron parte.

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