Por Dicky Panay
Como he afirmado y repetido, la solución de los problemas que enfrenta la sociedad no tienen una solución única o mágica. La construcción del futuro de Panamá pasa por un proceso de creatividad, imaginación y construcción socio política compleja.
Esto es así por tres razones: la falta de visión del país que queremos todos, pues en los ultimos tres lustros hemos avanzado sin un proyecto país claro; el bajo nivel educativo nacional que no está alineado con los cambios a nivel mundial y la falta de recursos a causa del endeudamiento público y privado al que nos ha llevado la malversación de recursos dada la ineficiencia y corrupción en el sector público.
La solución del futuro inmediato pasa por determinar creativamente que país queremos, acordar como lo vamos a construir y lo que necesitamos para alcanzar los objetivos trazados.
Pareciera que la población quisiera un proceso de crecimiento más amigable con el ambiente, más sostenible e inclusivo. Algunos hablan de un país verde, lo cual choca con el sistema productivo tradicional de la mitad de la población, la ganadería y agricultura extensiva, asi como los actuales sistemas productivos ineficientes y con poco desarrollo tecnológico.
Un sector habla de la industria del turismo que se encuentra aún en despegue con obstaculos y con una fuerza laboral monolingual con serias limitaciones culturales en la gestión de los servicios al cliente y con una infraestructura estratégica poco desarrollada e ineficiente a falta de mantenimiento. Por otra parte, el monopolio de actores claves que impactan el sector se suma a los obstaculos a superar.
Los mas radicales hablan de cambio del modelo económico pero esta idea parece hoy día no tener consenso. Sin embargo, la no solución inclusiva de los problemas vigentes abre un espacio para su consideración futura por parte de un sector creciente del electorado de menor ingreso per cápita nacional.
El rol del gobierno será clave, ya que tendrá que auto reconstruirse y construir una nueva institucionalidad que pueda llevarnos a alcanzar los nuevos objetivos para restablecer la capacidad de gestión de las instituciones, sobre todo re alinear los flujos de recursos, sanear las finanzas públicas e implementar políticas fiscales coherentes con las nuevas visiones.
Pero no solo el gobierno debe cambiar, también debe hacerlo el sector privado y sus prácticas, compromisos sociales, reglas de funcionamiento y exigencias propias de un sistema mas parecido al capitalismo salvaje que a un sistema de mercado libre con reglas claras en favor de todos los agentes económicos de la gestión del mismo.
Y faltan los gremios. Pareciera que se ha confundido el objetivo gremial con el objetivo político y eso resulta una combinación explosiva y un obstaculo en la construcción del consenso nacional sobre algunos gremios con responsabilidades de componentes estratégicos del nuevo país que debemos delinear.
Finalmente, los jóvenes, quienes han dado la voz de alerta en las calles, deben involucrarse fuertemente en las definiciones del país donde ellos quieren vivir.
En resumen, todos los actores sociales del país deben ser incluidos, consultados e incorporados al proceso de reinvención de Panamá. Quienes se excluyan o quieran manipular el proceso pagarán el precio del aislamiento social y político, parecido a lo que le pasará a cierto partido en el poder en las próximas elecciones generales.