Por: Alfonso Fraguela González

Este tema que se mantenía dormido explotó nuevamente para estremecer las bases de la sociedad panameña, y despertar el descontento ciudadano, luego de conocer la aspiración de Magistrados y Jueces de salir con una compensación que dejó inmóvil a todo aquél que tuvo conocimiento de tal audacia.
Los defensores de la compensación e incluso de quienes consideran que debían recibir en concepto de salario hasta un porcentaje de los casos que resolvían, lo consideraban algo normal, mientras que, para muchos conservadores como yo, vemos esa posibilidad como legitimar la corrupción de la justicia.
El honor, el prestigio, la independencia, la imparcialidad son conceptos que estamos viendo que han caído en desuso, socavando las bases de una Administración de Justicia cuestionada con una credibilidad debilitada y una dignidad cubierta de harapos.
Lo cierto es que ahora estamos en un escenario donde la población estará pendiente de lo mínimo que ocurra en la Corte Suprema de Justicia, y examinaran con un microscopio el destino de los fondos recibidos en el Presupuesto General del Estado.
Igualmente, se estará esperando la publicación del nuevo Acuerdo que suspende a los Magistrados del Pleno la compensación de su último salario, y su publicación en la Gaceta Oficial.
Dicho en otras palabras, la nota firmada por la presidenta de la Corte Suprema de Justicia con escudo Dorado y que lleva la firma de la secretaria general, no tiene la fuerza de suspender nada, ya que se debe publicar el Acuerdo en la Gaceta Oficial como se hizo con el Acuerdo 407 de 18 de julio de 2024, por medio de la 30340-C del viernes 8 de agosto de 2025.
Por otro lado, lo inmediato e imperante es aprobar una ley con carácter social en la Asamblea Nacional que acabe de una vez por todas con los beneficios y los ajustes salariales, jubilaciones y demás parafernalia ligada al tema, aunque se le llame de otra manera. Para que tenga carácter retroactivo.
Donde hay subordinación jurídica, y dependencia económica hay una relación de trabajo, de la cual se desprende un pago por el servicio prestado.
Esta prioridad de abolir, cualquier resabio de la figura de jubilaciones especiales debe ser ahora, porque entonces esto se saldrá de control, llevando al Estado a pagar compensaciones vitalicias de una casta privilegiada.
Los diputados que despierten, que las leyes no le van a generar aplausos, el pueblo tampoco los ve como ellos creen que los miran.
Hagan lo que deben hacer, que por eso se les brindó la oportunidad de ocupar un escaño y no han demostrado lo suficiente que borre de la mente que se hizo una mala elección.

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