Para entender qué es lo que ocurre a lo interno del partido Cambio Democrático, dentro de un jolgorio que anuncia una fiesta democrática interna, hay aspectos que deben tomarse en consideración, para entonces empezar a comprender cosas que parecen incomprensibles.
Por: Carmen Boyd Marciacq
Después de mucho batallar contra el Tribunal Electoral, contra quienes no querían que las elecciones internas se desarrollaran antes de finalizar el 2024, o contra algunas voces que pretendían perpetuarse en la actual junta directiva, finalmente se logró que se estableciera el 27 de octubre, como la fecha donde los convencionales del partido Cambio Democrático, renovarían la directiva de un colectivo fraccionado y con los peores resultados electorales de su historia.
Teniendo claro que al final del camino, los candidatos que aspiran a dirigir al CD son solo dos: Por un lado Yanibel Abrego y por el otro, Roberto Henríquez Sasso, podemos decir lo siguiente: De la primera debemos reconocer que ha demostrado ser una mujer con gran habilidad política, constante y que desde su llegada al CD, siempre se ha mantenido presente, beligerante y muy activa, quedando esto constatado en el caudal de simpatía que demostró en las elecciones internas, cuando adversaba a Rómulo Roux.
En la otra esquina tenemos al empresario Roberto Henríquez, quien ocupó diversos cargos en el pasado gobierno del ex presidente Ricardo Martinelli, pero que a la postre, celular en mano, se presenta en las convocatorias llevando el mensaje o saludo del ex mandatario asilado en la embajada de Nicaragua, como clara muestra de su verdadero yo interno: “Entregar el partido” y convertirlo en un apéndice de Realizando Metas. Por ello y para ello, no es de extrañar que los medios de comunicación adquiridos de dudosa forma, hoy por hoy se apresten a publicar noticias tendenciosas o que en clara evidencia buscan favorecer a su ungido (de RMB, nadie más), o que Henríquez Sasso, haya formulado promesas de trabajo como mecanismo para lograr apoyo y que en su momento han sido desmentidas por el propio presidente Mulino, amén de figuras prestantes en RM, quienes han alzado su voz, rechazando de plano la posible “alianza” .
Pero volviendo al tema. ¿Cuál es la razón por la que en sus recorridos por todo el país (y que no es de ahora), Yanibel Abrego, logra acaparar la atención de la mayoría de los convencionales, inclusive aquellos que en su momento la adversaron? ¡Es muy sencillo! Siempre ha estado ahí. No se deslindó del partido, no guardó silencio, mantenía constante patrullaje por toda la geografía nacional visitando a la membresía, a los convencionales, las bases, en pocas palabras: Jamás se rindió ni se olvidó de sus copartidarios. Y lo que para ella ha significado una fortaleza, para su hoy adversario político Roberto Henríquez, ha jugado en su contra.
Y es así porque nadie recuerda a un Roberto Henríquez caminando junto al candidato presidencial del CD, en la campaña del 2024, llevando la propuesta del CD a todos los rincones, ni siquiera una fotografía que pudiera presumir como muestra de su apoyo al partido que ahora quiere dirigir, guiado por los hilos de la marioneta que hábilmente es manejada desde La Alameda, y que aunque quiera tratar de hacer ver que no es así, que no es el manejable de los 99, solo basta ver cómo le bajaron, porque así fue, le bajaron a gente muy valiosa que aspiraban a cargos como la Secretaría de Organización, la Secretaría General y otros más, para poder colocar a allegados al “que te conté”.
Por si fuera poco, el desprecio a nuestros militantes, hombres y mujeres que SI se fajaron trabajando por el CD, que si han estado presentes, fortaleciendo el partido, y a quienes todos conocen como hombre de principios y valores, tal es el caso del copartidario Miguel Valero, a quien trató de humillar con audios salidos de su propia voz, en un comportamiento indigno del cargo que aspira ostentar, pidiendo y solicitando que su mensaje fuera reproducido, un comportamiento a todas luces chabacano y alejado del manual de buenos modales de Carreño, lo retrató de cuerpo entero, logrando en su lugar, el desprecio de las bases, porque por si no lo sabe, en CD no permiten que un extraño, alejado por 10 años de la vida partidaria, llegue de buenas a primeras a ofender a otro compañero.
Ahora ya no importa cuánta plata invierta él o su “fratello”. No importa si ha buscado refuerzo en el “eje del mal”, experto en temas turísticos y algunas SALOmas, mucho menos importa que utilice medios de dudosa adquisición para demeritar a su adversaria. Al final lo que importa son las bases, los militantes y por supuesto los convencionales, quienes ya no creen en promesas de trabajo ni cantos de sirenas. Quieren gente real y como ellos, no fantasmas que han vivido aletargados a la sombra de otro partido, y que ahora se aparecen, quizás en una tenebrosa componenda para que, fortaleciendo al casi 100, intenten un control mayoritario en uno de los órganos del Estado, y así tratar de someter a sus caprichos al “Joe Mulino” verdadero y único presidente del país.