Por: Alfonso Fraguela

Con más frecuencia observamos durante la gestión de gobierno y vencida ella, los escándalos que giran en torno al ejercicio realizado por un servidor público.
Que en algunos casos son separados de sus cargos, mientras que hay otros que se mantienen en él hasta vencido el periodo de la administración gubernamental que lo designo.
Somos conscientes que la justicia en la República de Panamá sigue siendo una justicia lenta que podría demorar años en dirimir cualquier situación de este tipo, sin llegar a una resolución que ponga fin al tema.
Entonces esa persona que vuelve a participar en la política y bajo el criterio de la alternabilidad del poder, lo vuelve a colocar en el mismo cargo o en uno de mayor responsabilidad, sin importar los antecedentes de ese individuo.
Es en este instante en que sale como justificación la presunción de inocencia, y que no hay fallo definitivo sobre los señalamientos que le endilgan a esa persona.
Por lo que debe llevar a quienes dirigen la Cosa Pública, a efectuar un minucioso estudio de los antecedentes de los aspirantes o nominados para los puestos públicos.
Eso permitirá darles participación a otras personas para ocupar cargos con responsabilidad y consciente de los efectos de sus actos.
En este sentido considero, que ante el desenfreno que hemos visto en los últimos años, resulta necesario aplicar sanciones de inhabilitación para el ejercicio de cargos públicos de por vida.
Lo que ayudaría a depurar el recurso humano que pretende, formar parte de la administración de gobierno.
Recordemos que esas personas han sido señaladas y procesadas por actos que riñen con la moral y las buenes costumbres, por tanto, no es permisible pretender que regresen a un cargo consciente de los errores cometidos y que lo expusieron públicamente, para ahora, no dejar rastro de ello.
El presidente José Raúl Mulino solicito a su equipo de gobierno, que, si existe actos irregulares cometidos y detectados durante la administración anterior, que presenten las denuncias, para que sean investigados.
Pienso que, en ese sentido, hay que leer entre líneas los antecedentes, de donde salió, si durante el ejercicio de sus funciones públicas, no estuvo ligado a escándalos o irregularidades, que puedan afectar a quien lo considero.
Solamente de esa manera, podremos separando la cáscara del grano y tener servidores públicos comprometidos.

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