Por: Dicky Panay

Las tertulias cotidianas de intercambio en la sociedad panameña normalmente están cargadas de un negativismo excesivo igual que la mayoría de los discursos políticos, técnicos, de profesionales e intelectuales y de líderes locales cuando hablan de la realidad panameña y sobre todo de las perspectivas.

Este negativismo que muchas veces se transforma en pesimismo representa uno de los obstáculos culturales para el desarrollo del país.
Las razones son diferentes pero el efecto es uno, oponerse a todo sin medir consecuencias, oportunidades, procesos y estrategias dentro de un mundo global donde Panamá.

indudablemente tiene ventajas por su modelo económico de servicios internacionales, por su posición geográfica o por su multiculturalidad.
Aunque parece un tema común, sencillo y hasta poco relevante, por sus efectos es perverso porque no genera la creación de espacios de discusión sobre temas estratégicos en el espacio y tiempo necesarios para tomar las decisiones más convenientes para el país.

Tenemos una nación maravillosa, con grandes potencialidades, grandes recursos y grandes oportunidades, pero no lo vemos. Seguimos viendo lo que queremos ver en la cultura de la negatividad social colectiva panameña, es decir, estamos ciegos al no ver el futuro prometedor de Panamá.

Es miedo al cambio total que requerimos o es demasiada suerte hasta ahora. Somos victimas de la riqueza del país y ni siquiera los supuestos filósofos o los expertos lo saben interpretar, todos están concentrados en el movimiento anti-país: todos nos aman y nosotros nos odiamos.

Veamos lo positivo de Panamá: más de cuatro millones de habitantes, los muchos miles de invitados y todavía podemos ir a una playa en solitario de los casi cuatro mil kilómetros de costa. Tenemos miles de talentosos panameños y relaciones con el planeta entero.

Pero no comprendemos que nuestro mercado es el mundo.Criticamos la educación, pero Panamá es uno de los paises con mas estudiantes graduados afuera, en prestigiosas universidades y encuentran dificultades en entrar al mercado laboral. Talento hay, solo tenemos que crear oportunidades para verlo florecer.

El proceso dialéctico de pasar del negativismo al positivismo requiere pensar en colectivo que si podemos soñar y convertir estos sueños en realidad. Creo y estoy convencido que los panameños están logrando grandes avances en medio de un mundo cada vez más difícil donde están las dificultades en pensar que los triunfos son individuales y no procesos colectivos que son expresado por éxitos individuales.

Roberto Durán n no hubiese sido Durán sin Chaflán y Chaflán no hubiese podido serlo sin el entorno social de la ciudad. Igual cada promesa de un panameño está rodeada de un entorno de hechos, de formas y costumbres que indican un origen en la cultura colectiva del país.

Después de un largo periodo de individualidad, de utilitarios y de conductas reprochables la sociedad panameña tiene la oportunidad de avanzar, de abandonar la negatividad individual convertida en forma de liderazgo y pasar al positivismo colectivo de creer que, si podemos ser mejores de lo que somos ahora, de que podemos cambiar en todos los aspectos que debemos cambiar y conservar lo que debemos y tenemos como cultural.

Ver el futuro en positivo es también una tarea del presente y una consecuencia del pasado.

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