Por: Alfonso Fraguela.

La cuenta regresiva dio inicio, y con ella la carrera electoral de cara a las elecciones generales de 5 de mayo de 2024. Los candidatos a ocupar la silla se encuentran ajustando sus propuestas para con ello cautivar el voto de la población. La receta que pretendan presentar a consideración nacional deberá ser una propuesta diversa muy abarcadora encaminada a que los ciudadanos se vean identificados con las fallas en el país, que han sido detectadas y que siguen ahí sin solución alguna.

Hay diversos sectores de la población que anhelan ser considerados en las líneas de los planes de gobierno, entre ellos las personas con discapacidad, los adultos mayores, la clase media, la clase desamparada y podría seguir enumerando. Hay muchas coincidencias en las esperanzas de la población como es la presencia de fuentes de empleo, un mejor, salario, una vivienda, medicinas, mejores condiciones de salud para población, seguridad, oportunidades de estudio, mejorar la economía.
Aunque hay otro sector de la población que lo que desea es que todas las instituciones funcionen como un reloj suizo, con precisión, con exactitud.

Lustro tras lustro, surge el tema de la necesidad de reformar nuestra constitución, lo que es válido. Sin embargo, lo que siento es que el problema no esta en la columna vertebral que constituye nuestra Carta Magna y sus 328 Artículos que nos guían, sino en la elección que hacemos y en las personas que escogemos quienes la utilizan para adecuarla a los intereses personales. Los valores enseñados desde pequeños por nuestros padres son los que fortalecen esas cualidades que ejercemos cuando somos adultos.

Le dices a un niño “eso no es suyo devuélvalo”, es el mejor ejemplo en una forma simple que puedo destacar para sustentar lo que digo. Los niños son esponjas que absorben todo lo que le enseñes lo bueno, lo malo y lo feo. Por lo que debemos retomar campañas de concienciación por los medios de comunicación que resalten los valores, y eso nos ayudará a sembrar una semilla que germinará dando frutos que fortalecerán a las futuras generaciones, y a educar a esos futuros lideres que en algún momento de la historia nos gobernaran.

Hay tantas cosas por hacer, pero sin paz social, sin esperanza, sin compromiso, sin lealtad con el pueblo que cada cinco años se ve envuelto en promesas incumplidas, las elecciones seguirán siendo solamente un domingo cualquiera donde los ciudadanos cumplirán un deber y un derecho ciudadano.

Panamá es un país maravilloso, que se ha venido adecuando a las condiciones que le presenta el destino, donde tenemos un Canal, una posición estratégica, y sobre todo una población extraordinaria que, con la guía acertada, seguiremos creciendo y dejando huellas del sendero recorrido en la humanidad.

Todo esto es posible alejando a charlatanes y oportunistas, recomponiendo un país de los desaciertos pasados y presentes, pero con voluntad, voluntad, voluntad.

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