Por Julio Bermúdez Valdés Especial para Panamá Hoy

El femicidio se ha vuelto tan recurrente, que requiere medidas urgentes del Estado. Sólo entre 2014 y 2019, es decir en cinco años, en Panamá se registraron 199 femicidios, de acuerdo con estadísticas del Observatorio Panameño contra La violencia de Género. De enero a septiembre de este año van 11, según cifras del Ministerio Público.

Por las razones que sea, se trata de una acción extrema, de un crimen que a la vez que quita la vida a una persona, genera una serie de consecuencias psicosociales que van desde el trauma a que se ven sometidos los familiares inmediatos, hasta el espanto y la amargura que deja en la sociedad.
En unos países mas que en otro este tema posee también una relevancia dramática. España y Argentina, por ejemplo. En Perú, los femicidios ascendieron a 139 en un año, en 2021.

¿Cómo contrarrestar este lamentable hecho? Aunque creo en un tratamiento más amplio para la respuesta, por el momento, el incremento de pena parece ser la medida al alcance de la mano.

Para la exprocuradora Ana Belfon, el endurecimiento de penas es necesario en la actualidad social , una medida en la que coincidió, en su momento, el exdefensor del Pueblo Ricardo Vargas quien pidió a la Asamblea nacional un aumento de pena, a 35 años para los infractores.

En las últimas semanas, Hernán Delgado ha insistido en esta medida ante la Asamblea. Válido esfuerzo si se considera que ante esos hechos la indiferencia no es alternativa: 1 nadie tiene derecho a quitarle la vida a otro / 2 La mujer… y los niños son sagrados, como he señalado en otro artículo de esta columna.

La recurrencia en la preocupación sobre este tema debe ser considerada por las autoridades como un mensaje cuya atención no se debe postergar. No es posible que la mujer esté sometida a inseguridades, que el sistema sea incapaz de combatir. Y es una expectativa que debe ser ampliada hacia los niños.

Sí, los niños. El ámbito de la sanción debe ampliarse como medida inmediata, lo que no significa que se ignoren otras medidas de largo plazo, por cuanto que al parecer el femicidio tiene su asiento mayor en un machismo descontrolado, de raíces socioculturales, de la que, de una manera u otra, todos tenemos parte de culpa.

Si se considera que el entorno social es, para bien o para mal, un innegable mecanismo de influencias sobre el ser humano, tocar los resortes de ese medio debería estar en la temática destinada a reducir los femicidios, como medida a largo plazo.

Luego entonces la educación temprana al respecto, el respeto y la valoración mutua de niños y niñas podría ser considerado por el Estado en la formación de los nuevos líderes de la sociedad. Esto no se puede dejar para mañana (JBV)

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