Por: Mei Ling Liao de Gómez

Nací en Panamá, hace ya unos treinta y tantos años atrás. Mis bisabuelos y sus padres, y los padres de sus padres, llegaron a este hermoso país por allá por los años de 1850, directamente desde Xinjiang, cuando apenas se daba inicio a la construcción del ferrocarril. Lo que quiero decir con esta introducción es que la presencia china en este país data desde mucho antes de la construcción del Canal.
Desde ese entonces y a la fecha, chinos y panameños hemos convivido en perfecta armonía. Nuestra raza formada por hombres y mujeres muy trabajadores y que se han integrado perfectamente a la sociedad panameña, colaborando al crecimiento de este país, integrándonos a sus costumbres y aportando al engrandecimiento de Panamá, se han fusionado y fortalecido con relaciones no solo económicas, sino además, en vínculos familiares multirraciales chino-panameños.
Honorables familias chinas, entre los que destaco la familia Chan (Fermín Chan) y Fung Low, donde hasta un ex presidente (Wellington Fung Low), de la Asociación de Usuarios de Zona Libre dirigió con gran acierto esta agrupación, han demostrado que la convivencia pacífica y cordial siempre ha existido entre ambas naciones.
El observar que hoy por hoy, a honorables paisanos nuestros le retiran la visa para los Estados Unidos, no muestra fuerza, poder o control, por parte de ese país. Lastimosamente deja en evidencia un gobierno que se maneja con amenazas, que requiere de esas acciones porque a través del diálogo, de la persuasión o de la diplomacia, no logran la simpatía a sus acciones, y que por demás va generando una avalancha de desaprobación masiva, que se podría volver en su contra en cualquier momento.
Mi raza es una raza noble. Que ha sobrevivido a la esclavitud, a guerras mundiales, a epidemias y que ha sido sometida a cuanta cosa usted se pueda imaginar. Pero que al final, siempre se ha sabido levantar y renacer como el Ave Fénix, colocándose como una gran potencia mundial que si está dispuesta a compartir las cosas buenas, los conocimientos, tecnología, avances y todo aquello que ayude a prosperar a otras naciones menos aventajadas.
Ellos empezaron persiguiendo a los latinos que por razones conocidas debieron abandonar sus respectivos países. Y aun aquellos que mantenían su documentación en orden, han sido vulnerados o separados de sus familias con repatriaciones dolorosas. No en vano a la llegada a la presidencia de Donald Trump, actores famosos, empresarios reconocidos y otros, decidieron abandonar Estados Unidos y establecerse en otras latitudes, porque conocen al monstruo desde sus entrañas.
El miedo es una emoción natural que puede ser transformada en una fuerza positiva para el crecimiento personal. «
La persecución a los latinos en Estados Unidos no ha sido suficiente, y ahora persiguen a cuanto ciudadano ose, siquiera mirar hacia China, lo que me recuerda un viejo dicho que escuché muchas veces durante la época en que Panamá, estaba sometida al régimen militar y se referían al entonces general Manuel Antonio Noriega: : “Nuestro miedo, es su fuerza”. Pero ahora, la diferencia es que no tenemos miedo, y pueden quitarle la visa a todos los paisanos que vivimos en este hermoso país que nos ha recibido con los brazos abiertos siempre, porque nada es eterno, ni siquiera el gobierno del Sr. Trump.
La autora es psicóloga especializada en adultos mayores.
