DESESPERADA I La que al parecer jamás ha aceptado su derrota en todos los cargos para los que aspiró, es la ex diputada Zulay, quien no encuentra cosa mejor que hacer que involucrar fotográficamente a personas que nada tienen que ver, en sus peleas constantes con el mundo y con Barboni. ¡Joder tío! que en su afán de «figuretear» se mete en camisa de 11 varas.

DESESPERADA II Y es que la dama en cuestión, en vez andar metiéndose en cuanto rechincal encuentra, con tal de salir en los medios, debería hacer un alto y meditar como es que le hace para que la gente no le ande recordando su escabrosa conversa donde todo giraba en torno al «enano» ya fallecido en circunstancias extrañas y cuyo verdadero apodo por la DEA era Colmillo Blanco. Oigame y de paso… será que ya pagó los 61 mil que recibió su hija en concepto de auxilio económico?

UNA LINDA HISTORIA DE AMOR Por cierto, hay una historia de idas a un supermercado en vía España a altas horas de la noche donde los protagonistas en ese entonces eran dos tortolitos, que también compartían cafecitos acurrucaditos en la cafetería que parece un cuento de hadas. Se sorprenderían al conocer quienes fueron los protagonistas. Bien lo dijo el Toro: «Nalguita que quiere rejo, solita la anda buscando».

A BETTY LA DEL MIDES Le mandan a decir que abra muy bien los ojos, ya que los últimos ataques en redes contra su entidad, provienen directamente de quien anda promoviendo a las féminas para que piqueteen y le formen tamborito al presidente con tal de no cerrar el casi feudo en el que se mueve. La verdad habla por si sola. Si en el pasado esa entidad próxima a cerrar funcionó, lo cierto es que en el gobierno del «Joe», lo único que se recuerda es a una dama cuya soberbia no le cabe en el cuerpo, comparable únicamente con su ineficacia.

APOYO La mayoría de la población respalda lo dicho por el presidente Mulino de no pagar a quienes en una huelga sin sentido, ahora pretenden su retroactivo. Más bien que se den por bien servidos que Lucinda la del MEDUCA, está ofreciendo un «borrón y cuenta nueva», para los educadores que retornen a clases. Ombe, dice mi jefa que a ella también le gustaría un trabajo donde no vaya, y encima le paguen.

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