Por: Alfonso Fraguela
Cuando el Decretón establece las etapas que deben cumplirse antes, durante y después de las elecciones de 5 de mayo de 2024, fecha en que se elegirá a la nómina presidencial, a los diputados, Alcaldes y Representantes de Corregimiento, surge una nueva propuesta que altera el orden claramente definido y aprobado, con el de dejar las reglas claras en forma oportuna y evitar suspicacias o actos que siembren en la mente del elector la desconfianza.
Esta iniciativa busca garantizar que en las alianzas de los partidos políticos puedan dar como resultado que salgan diputados por la figura del residuo por la papeleta del colectivo donde se ha formalizado una alianza política para para las elecciones del año próximo.
Las criticas a esta iniciativa presentada la semana pasada y a 8 meses de la celebración de la fiesta electoral, ha generado malestar no solamente en la Sociedad Panameña, sino en las autoridades del Tribunal Electoral que son los responsables de organizar y desarrollar todo este proceso democrático.
Recordemos también, que la figura del residuo ha sido fuertemente criticada, porque le permite alzarse con el triunfo a quienes no consiguieron los votos necesarios para ganar comodamente, mientras que bajo el criterio de la representatividad de las minorías y con una formula digna del análisis de Pitágoras, si lo lograrían.
Lo lamentable de todo esto, es que deja abierta la posibilidad para que muchos diputados no sufran un destierro traumático, que los lleve a buscar ayuda profesional luego del descontento ciudadano. En otras palabras, abre la puerta para que entre “reservas de curúles” y reformas de último minuto luego de confrontado algunos sondeos de opinión, no vean tambalear la silla que hoy ocupan.
Si el anteproyecto de ley 115, número que lleva esta iniciativa logra prosperar, modificaría el Artículo 380 del Código Electoral permitiendo en los circuitos plurinominales, postulaciones comunes por los partidos aliados, y dando como resultado que compitan por el residuo hasta dos candidatos.
Una vez más, se cumple el adagio “que en política no hay sorpresas sino sorprendidos“.